Necesidades de la población rebasan capacidad de respuesta de instituciones.
EL SIGLO DE TORREÓN
COMARCA LAGUNERA.- Israel ingresó con un cuadro de neumonía al área de Urgencias del Hospital General de Zona número 16 del Instituto Mexicano del Seguro Social, la noche del lunes 23 de febrero.
A las pocas horas se le remitió a una cama del quinto piso y los médicos que lo atendían indicaron que se preparara la orden para su traslado al Hospital de Especialidades número 71, aunque el documento quedó listo cuatro días después.
Las enfermeras se olvidaron de entregar al chofer de la ambulancia que transportaba al paciente, la papelería en la que se explicaba el diagnóstico y especialidad a la que debía ingresar. El conductor de la unidad tampoco tuvo la precaución de vigilar que el enfermo fuera acompañado de su respectiva documentación.
Los encargados del área de Admisión Continua de la 71 se negaron a recibir al paciente por la falta de papelería, por lo que éste tuvo que ser llevado de vuelta a la 16.
Se atravesó el fin de semana y fue hasta el siguiente lunes cuando se hizo un segundo intento para que el enfermo fuera atendido por especialistas; esta vez el chofer de la ambulancia extravió la orden de internamiento que acompañaba al diagnóstico, aunque la copia que José Ángel, el padre de Israel tenía en su poder sirvió para que el muchacho de 29 años ingresara al hospital.
“Las dos veces que mi hijo fue sacado de la cama respiraba con mucha dificultad, pues pareciera que los tanques de oxígeno estaban casi vacíos y las enfermeras batallaban para conseguir uno que tuviera suficiente”, describe José Ángel, lamentando que su hijo haya transcurrido sus últimos días entre los olvidos de los trabajadores y la burocracia del Seguro Social.
El mismo lunes, el médico que atendía al enfermo en su consultorio particular y que también se haría cargo de él en la 71, ordenó al enfermero que le aplicaran “de todo”, pero Israel falleció horas después.
Historias de esta naturaleza son el pan de cada día en la institución encargada de brindar seguridad social a casi la mitad de los mexicanos, actualmente sumergida en una profunda crisis económica producto de la carga por el pago de las pensiones y de un sindicato de los más privilegiados.
De acuerdo con el secretario general de la Sección XII del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, Roberto Cárdenas Zavala, la planta laboral del Instituto en todo el país sólo ha crecido en un dos por ciento durante los últimos diez años, cuando antes de los noventas aumentaba hasta en un 40 por ciento.
El crecimiento cero incluye a las unidades médicas, por lo que los doctores del IMSS atienden a un promedio de 35 pacientes por día cuando sólo deberían atender a 24.
“Las enfermeras atienden hasta 16 personas a pesar que su capacidad les permite únicamente ver de seis a ocho enfermos”.
El ISSSTE, a su máxima capacidad
Raúl Mendoza Morquecho, director del hospital regional Dr. Francisco Galindo Chávez, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), reconoce que la principal dificultad que enfrenta la institución para brindar un buen servicio es la falta de medicamentos.
Aunque el hospital tiene una cobertura de carácter regional, puesto que se manejan especialidades de tercer nivel, además de estar considerado como un polo de especialidad, la infraestructura no es la adecuada.
La Dirección General del ISSSTE ha privilegiado la canalización de recursos a las especialidades médicas, de ahí que en 2001 a la clínica de esta ciudad se le apoyó con infraestructura para Otorrinolaringología; en 2002 al área de Traumatología y en 2003 a Urología. Para este año se contempla dotar de equipo a Alergología y Hematología.
“A nivel presupuestal, la Secretaría de Hacienda no contempla como una prioridad la aplicación de recursos para crear nuevas áreas y hospitales; son las pensiones las que por desgracia están ahogando a las instituciones del sector público, por lo que hablar de ampliación de áreas o equipamiento no es posible”, manifiesta.
Desde esta perspectiva, el ISSSTE da un mayor énfasis a la medicina preventiva que a la curativa, tratando de evitar que el derechohabiente tenga padecimientos que lo obliguen a llegar a un segundo nivel de atención, lo que ya implicaría una hospitalización.
El ISSSTE, de acuerdo a la normatividad, debe tener una capacidad resolutiva del 85 por ciento de los derechohabientes en el primer nivel de atención médica, a través del área de Medicina Familiar.
El 15 por ciento restante es el que pasa a segundo nivel. De éste se debe resolver un 95 por ciento en los hospitales generales y un cinco por ciento es enviado a instituciones de tercer nivel que operan en Monterrey, donde se cuenta con una infraestructura mucho más amplia; en casos muy excepcionales se les envía al Centro Médico Nacional 20 de Noviembre.
El déficit en recurso humano también afecta a la institución: por cada paciente internado deberían asignarse siete trabajadores en torno suyo y tomando en cuenta que son 100 camas las del área de hospitalización se tendría que contar con una planta laboral de 700, aunque únicamente existen 512 plazas.
Desde el año pasado se aprobó la solicitud para ocupar 139 plazas, pero falta la autorización de la Secretaría de Hacienda, señala el director.
El ISSSTE en Torreón cuenta con 20 mil 117 trabajadores afiliados. Considerando que cada uno de éstos representa un promedio de tres a cinco beneficiarios, abarca una población total de 80 mil derechohabientes, más una población flotante de 20 mil personas que corresponden a los municipios de la zona conurbada de Coahuila y Durango.
Al igual que el IMSS, el ISSSTE llegó al límite de su crecimiento, pues registra un 100 por ciento de ocupación en todos los espacios, situación que demuestra que su período útil como hospital alcanzó la máxima capacidad.
Las políticas indican que hay que seguir prestando el servicio hasta contemplar la construcción de un hospital nuevo, con las características de uno de tercer nivel que ofrezca los servicios de Cirugía Cardiovascular, Neurocirugía y Unidad de Trasplante de Órganos y aunque al decir de Raúl Mendoza, la Delegación Estatal ya presentó esta solicitud, la determinación debe tomarla el Gobierno Federal.
La población abierta, sin alternativa
Para el director del Hospital General Torreón, dependiente de la Secretaría de Salud, Luis Gerardo del Moral Rossete, la ciudad necesita de un hospital civil que atienda a la población carente de seguridad social y de recursos para su atención médica, de condiciones similares al que opera en la ciudad de Durango y que dispone de una bomba de cobalto, un tomógrafo y la atención a especialidades como Neurocirugía, Cirugía Cardiovascular y Trasplantes.
Pese al crecimiento de la ciudad, de 1975 a 1990 no hubo instancia que se preocupara por crear un hospital general, de manera que instituciones como el Hospital Universitario y hasta la Cruz Roja, desempeñaron esa función, la primera de éstas con el subsidio de la Secretaría de Salud.
Hace doce años, la Secretaría dispuso la creación del Hospital General Torreón en el mismo sitio donde hasta la fecha funciona también el Centro de Salud, con instalaciones poco adecuadas, mal estructuradas y con una distribución que ya resulta inoperante.
En la actualidad, trabaja al 100 por ciento de su capacidad de hospitalización (42 camas censables), por lo que hubo la necesidad de habilitar un área, originalmente contemplada para Terapia Intensiva, con seis o siete camas extra.
Diariamente se practican de seis a ocho cirugías y se atienden siete partos, con instrumental prestado de otros hospitales como el ISSSTE y la Clínica del Magisterio hasta hace algunos días, en que la institución recibió ocho equipos quirúrgicos de la Secretaría de Salud en el Estado.
Abocado a la atención de la población abierta, el nosocomio cubre las cuatro especialidades básicas de Ginecología, Medicina Interna, Pediatría y Cirugía, y complementarias como Oncología Quirúrgica, Angiología (várices), Urología, Traumatología, Otorrinolaringología, Oftalmología, Rayos X y Anestesiología.
Carece de Terapia Intensiva, Neurocirugía y Cardiología con sus respectivas áreas de Hemodinamia, Tomografía axial computarizada y bomba de cobalto.
En recursos humanos, se carece de personal suficiente para cubrir el servicio en los tres turnos, pues se cuenta con 78 enfermeras y no hay suficientes médicos para atender las emergencias que se presentan en el turno nocturno.
El Hospital General Torreón atiende a la población de más bajos recursos, pues maneja costos a su alcance que en ocasiones, los tiene que absorber la propia institución porque se trata de personas en condiciones de extrema pobreza.
“La necesidad de atención médica entre la gente que no está afiliada a ninguna institución es muy elevada y nosotros podemos tener mucha disposición pero no tenemos la infraestructura ni los recursos suficientes, a diferencia del Universitario, donde los costos son más altos y difícilmente se tienen consideraciones sobre las cuotas de recuperación”, refiere Luis Gerardo del Moral.
A consideración del entrevistado, el Hospital Universitario no cuenta con proyectos de crecimiento y arrastra números rojos desde hace cuatro administraciones, por lo que difícilmente podrá ampliar sus servicios a un costo razonable.
Al respecto el director de la institución, Ernesto René Pérez Verti, asegura que el Universitario cuenta con la capacidad para atender la demanda de la población abierta, con una cabida de hospitalización de 84 camas y la cobertura en más de 17 subespecialidades de Cirugía, además de otras diez en Medicina Interna.
El Hospital Universitario es la única institución que dispone de Terapia Intensiva para la gente de escasos recursos, con costos muy bajos a comparación de los hospitales privados, pues mientras un día en esta área del HU implica un costo de 300 pesos, en una clínica particular la cifra se eleva a 20 mil pesos.
Por su parte, el administrador de la Cruz Roja en Torreón, Rodolfo Woessner Arroyo, considera que la saturación de las instituciones de seguridad social y los altos costos de la medicina privada, han convertido los servicios médicos que presta la Cruz Roja en una de las opciones para la gente sin recursos.
La propia demanda de consulta externa obligó a la institución a crear su propio hospital, donde la solicitud es en su mayoría de las consultas médicas, análisis de laboratorio, radiografías y operaciones sencillas. Pero cuando se trata de intervenciones de alta especialidad éstas son enviadas al Hospital Universitario.
Diariamente se prestan alrededor de 500 servicios, entre emergencias y servicios médicos hospitalarios.
DIVISIÓN INOPERANTE
La Ley Federal del Trabajo establece una división entre los mexicanos que tienen acceso al Seguro Social y aquéllos que deben atenderse en las unidades hospitalarias del ISSSTE, lo que a consideración del director del Hospital General, Luis Gerardo del Moral, ya resulta inoperante.
· Un segmento de la población es aquél que cuenta con derechohabiencia al IMSS, además de los trabajadores de Petróleos Mexicanos y otras paraestatales que cuentan con su propio sistema de salud.
· Otro abarca a la burocracia de las dependencias de Estado, quienes son absorbidos por el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado, además de la población abierta que no cuenta con un empleo ni seguridad social.
· Mantener estas divisiones ocasiona que, como ejemplo, si un derechohabiente del ISSSTE radicara junto al Hospital 71 de Especialidades del IMSS y requeriría de una operación de corazón, tendría que trasladarse hasta la Ciudad de México para ser atendido. De igual forma y aun en casos de extrema urgencia, en dichas instituciones se niega la atención a un ciudadano que no es afiliado.
FUENTE: Luis Gerardo del Moral,
director del Hospital General Torreón
