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Crisis en la CROC/Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

Aunque el sindicalismo en general, y la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) en particular, han perdido presencia en la vida pública mexicana, es importante considerar lo que ocurre en esa central sindical, la segunda más importante de las que integran el Congreso del Trabajo (después de la CTM) y de especial importancia para el turismo, principal fuente de divisas de México, ya que buen número de asalariados en ese ramo pertenecen a sindicatos croquistas.

A sus noventa y siete años, el dirigente de la CROC, Alberto Juárez Blancas se encuentra enfermo, y su consiguiente ausencia ha favorecido el que se intente un reajuste en el mando de la Confederación. Carlos Mireles Morales, número dos en la estructura, se disponía a asumir la suplencia. Es el secretario de conflictos y ocupa la posición política más relevante de la decaída CROC: Es diputado federal, de representación proporcional, y aunque la CTM domina la presencia obrera priísta en San Lázaro, es secretario de la Comisión de vivienda.

Pero otros dirigentes le salieron al paso, y anteayer constituyeron “un cuerpo colegiado encargado del despacho de los asuntos de la secretaría general hasta el total restablecimiento de nuestro secretario general”. Para que no hubiera duda respecto de la eventual suplencia a cargo del regiomontano Mireles, los representantes reunidos para integrar ese cuerpo establecieron que a partir del 16 de noviembre “las federaciones que suscriben, por voluntad mayoritaria desconocemos cualquier actuación que se haya realizado antes de esta asamblea, pues nuestro acuerdo ha emanado de 24 federaciones estatales, con derecho a voz y voto, apegado a nuestro estatuto”.

Mireles Morales forma parte de ese cuerpo, pero no lo encabezará, pues en este lance se ha impuesto el dirigente de la CROC en Guanajuato. El órgano provisional será presidido por ese dirigente, Enrique Betanzos Martínez, que preside también el comité nacional de vigilancia, órgano que en realidad se arroga la dirección de la CROC, pues forman parte del nuevo cuerpo provisional los restantes miembros de ese comité: su vicepresidente Mario Martínez Déctor, el secretario Mario Forastieri y el vocal Fermín Lara Jiménez.

Juárez Blancas nació en un poblado tlaxcalteca, Cuaula, municipio de Calpulalpan, el primero. de enero de 1901. Radicado en la Ciudad de México, apenas concluyó su enseñanza primaria se convirtió en mesero, condición desde la cual participó en la fundación de un sindicato de la industria gastronómica, desde cuya dirección figuró en la creación de la CROC hace cincuenta y dos años. Con la apariencia de una agrupación disidente y con arrestos de independencia, la CROC fue impulsada por el Gobierno del presidente Miguel Alemán, a través del líder Luis Gómez Z.

El propio Gobierno alemanista había golpeado al sindicato ferrocarrilero, dirigido por Gómez Z, a quien se hizo objeto de persecución penal, que cesó cuando la respectiva sala de la Suprema Corte lo declaró libre por falta de méritos, y cuando Alemán mismo lo recibió en Los Pinos como señal de que todo había quedado atrás. Gómez Z encabezaba la Central Única de Trabajadores, diezmada por la embestida gubernamental. Y como lo mismo había ocurrido a la Confederación de Obreros y Campesinos de México (COCM), dirigida por Rafael Ortega, a la Central Nacional de Trabajadores, de Eucario León y a la Confederación Proletaria Nacional, de Enrique Rangel, Gómez Z les propuso integrarse en una nueva agrupación, nacida en efecto en un congreso que culminó el primero de mayo de 1952.

Se convino en que la dirigiría un órgano colegiado, compuesto por los cuatro líderes mencionados, que ocuparían la presidencia de la CROC un año cada quién, de los cuatro que duraría el mandato del comité nacional. El primero quedó encabezado por Ortega, y a Gómez Z le correspondió el segundo turno, por lo que dirigió la nueva agrupación en 1953 y de nuevo en 1961. Gómez Z saldría poco después de esa central, y siguió su propio camino, que después de la represión a ferrocarrileros lo condujo de nuevo a la conducción de ese gremio y en el gobierno de Echeverría a la gerencia de los Ferrocarriles Nacionales.

Como líder de los gastronómicos, Juárez Blancas ingresó al Comité Nacional croquista en 1972, como secretario de habitación y seguridad social. En la siguiente renovación de comité nacional, en 1976, fue elegido presidente. Desde allí promovió una reforma estatutaria que dejó atrás el mando anual. A partir de 1980 dirige la CROC un secretario general que dura en su encargo seis años, y que puede ser reelegido sin límite. La mudanza estatutaria provocó un estremecimiento interno y la salida de dirigentes como el veracruzano Silverio R. Alvarado, con algunos sindicatos. Juárez Blancas se ha mantenido en el cargo desde hace veintiocho años, en el curso de los cuales fue diputado federal y senador. Opuesta la CROC a la CTM, ambas dentro del PRI, ese antagonismo se ha manifestado a veces de modo violento en la disputa por contratos colectivos de trabajo. En la contienda interna por la candidatura del PRI a la Presidencia, en 1979, Juárez Blancas se manifestó en favor del ahora senador Manuel Bartlett.

Con la sustitución de ese dirigente, y su eventual fallecimiento, se recrudecerá la tensión por el dominio de agrupaciones de que depende el funcionamiento de gran número de restaurantes y hoteles dentro de una relación a menudo corrupta que impide la modernización o la hace muy onerosa.

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