EL PAíS
MOSCÚ, RUSIA.- El recorte de la democracia y del federalismo, contemplados en las reformas que anunció ayer el presidente ruso Vladimir Putin, provocaron un aluvión de críticas por parte de la mayoría de los analistas, la prensa escrita y políticos de oposición. Los periódicos, a los que se decía que estaban prácticamente muertos, resucitaron ayer y demostraron que aún pueden hacer gala de independientes.
Las primeras páginas de todos los diarios estaban dedicadas a las reformas del sistema político ruso anunciadas por Putin. Nezavísimaya gazeta titulaba “Restauración”, refiriéndose a que durante 15 años Rusia ha estado construyendo un régimen democrático y alejándose del totalitarismo, pero ahora regresa a él. El periódico concluye que “se construye un Estado unitario con una burocracia militar”.
Para Gueorgui Satárov, ex consejero del presidente Boris Yeltsin y actual director de una fundación sociológica, las medidas que se introducirán sólo servirán para “fortalecer el poder personal de Putin y de su burocracia”. “Saquea impunemente” es el lema de las reformas del Presidente ruso, según Satárov. Desde un punto de vista científico, el régimen que Putin se llama “dictadura plebiscitaria, es decir, una dictadura que se esconde tras una apariencia de procedimientos electorales”. La “vertical de poder” de Putin es “absolutamente mediocre, absolutamente ineficaz y absolutamente corrupta”. “No dará nada: ni para la lucha contra la corrupción ni para la lucha contra el terrorismo”, opina Satárov.
Andréi Piontkovski, especialista del Centro de Estudios Estratégicos, comentó las nuevas reformas afirmando que “Putin no es la solución a los problemas rusos; él es parte del problema y, ahora, ha demostrado que él es el mayor problema de Rusia”. Stanislav Belkovski, uno de los politólogos más de moda, señaló que se trata de “un golpe de palacio antifederativo” y considera que “es el mayor error de la gestión de Putin”.
En Rusia ya hay gobernadores y presidentes de repúblicas que han sido prácticamente designados aunque formalmente se hayan celebrado elecciones. Por ejemplo, Marat Ziázikov, el presidente de Ingushetia, que, según Belkovski, “ha demostrado su total ineficacia” como dirigente. “La aparición de 89 Ziázikov en el país conducirá al caos y a la total parálisis de las estructuras de poder”, opina.
Al ejemplo de Ziázikov, citado por Belkovski, se pueden agregar otros similares en la misma zona del Cáucaso del Norte. Hay que decir primero que el Kremlin intervino para que el candidato del Presidente ingush saliente, Ruslán Aúshev, no pudiera ser inscrito como tal y competir con el elegido del Kremlin, un general del Servicio Federal de Seguridad. Sin embargo, Ziázikov ha sido incapaz de controlar la situación y evitar la sangrienta incursión de los separatistas en junio pasado. El asesinado Ajmad Kadírov, en Chechenia, también fue prácticamente designado, y tampoco él pudo poner coto a las actividades de la guerrilla. El mismo Alexandr Dzasójov, en Osetia del Norte, es otro ejemplo elocuente.
El diputado liberal independiente Vladimir Rizhkov considera que el verdadero objetivo de las nuevas reformas es “evitar sorpresas electorales y, a fin de cuentas, prolongar la permanencia de Putin en el Kremlin más allá de 2008”, año en que expira su mandato y cuando, según la actual Constitución, no podrá postular otra vez a la reelección.
“La muerte de centenares de niños en Beslán ha sido aprovechada cínicamente como pretexto para lanzar unas reformas dirigidas a seguir estrangulando la democracia en el país”, sentenció en declaraciones al diario Gazeta.
Oleg Kulikov, secretario del comité central del partido Comunista, señaló que las medidas propiciadas por Putin “no tienen nada qué ver con el terror”. “Lo que se está implantando es un sistema de poder autoritario totalmente distanciado del pueblo y que no responde por nada ante él. Lo único que falta es que se designe a los diputados”, declaró.
A pesar de esta ola de críticas, hay que decir que la mayoría de los políticos y jefes de las regiones -que son los afectados directos- apoyan las reformas del presidente ruso. Por el momento, sólo un gobernador ha levantado su voz de protesta, mientras que decenas han aplaudido las medidas.
La constitucionalidad de las reformas es cuestionada por algunos políticos, pero difícilmente el Tribunal Constitucional, dada su actual composición y su dependencia del Kremlin, se enfrentará al presidente. Pero incluso si ello sucediera, Putin no tendría grandes problemas en modificar la Ley fundamental, ya que tiene los dos tercios en la Duma Estatal, y el Consejo de la Federación o Cámara Alta es aún más dócil que la Baja.