Mágicos artesanos de Michoacán
De Michoacán, en el centro de México, se dicen varias cosas. Por ejemplo, que es la entidad de la República Mexicana que tiene los nombres de pueblos más difíciles de pronunciar. Un nombre, Parangamicuatiro es todo un trabalenguas; también que su cocina es una de las más diversas y ricas, como sus dulces; y que sus artesanías son de las mejores y más variadas de todo México.
Y es que Morelia, la capital de Michoacán, está rodeada de pequeños pueblos donde hay artesanos de todas las especialidades que producen verdaderas preciosidades y obras de arte que llaman la atención en México y en el extranjero.
Cuando estuve en Morelia me hospedé en el Hotel de la Soledad, un viejo y reconstruido monasterio en el centro de la ciudad, cómodo, limpio y de precios muy accesibles. Todo me quedaba a mano y pude visitar los sitios cercanos de mayor interés como son la Plaza de los Mártires, a un costado de la Catedral; el Conservatorio de las Rosas, hogar del famoso Coro de los Niños Cantores de Morelia, que ha recorrido triunfalmente el mundo; el Museo del Estado, que fue la casa del patriota mexicano Agustín de Iturbide; y la Casa de las Artesanías, donde se puede admirar la variada producción de los artesanos michoacanos.
Sitios muy importantes que no deben dejar de verse son el Acueducto virreinal construido en 1790, de 250 arcos, que todavía lleva agua a la ciudad; la Casa-Museo de otro héroe nativo de aquí, José María Morelos y Pavón. Y si va usted a Morelia entre noviembre y febrero, no deje de ir al pueblo de Angangueo, refugio de miles de mariposas Monarca que llegan allí cada año en esos meses, y que ofrecen un espectáculo magnífico y maravilloso.
Por cuanto a las artesanías, en los pueblos cercanos de Capula, Cuitzeo, Santa Fe de la Laguna y San José de Gracia está la más rica variedad de alfarería; en Pátzcuaro, Aranza, Erongarícuaro y Pichántero se producen textiles de algodón y lana, y bellísimos bordados hechos a mano.
Paracho es la ciudad donde hay artesanos especializados en laudería, y allí se hacen a mano con maderas preciosas violines, guitarras, violoncelos, arpas de todos tamaños; los artesanos de San Jerónimo, San Pedro Pareo y San Lucas Pío son verdaderos artistas en la producción de cestería, sombreros de tule y paja, petates, abanicos; y en Santa Clara del Cobre, los artesanos de dicho lugar tienen gran habilidad para manejar el cobre con el que hacen piezas de adorno y uso diario; en Uruapan, las lacas, los platones y las jícaras de madera pulida son preciosas.
En la meseta tarasca, en Paracho y Chernatcurin se fabrican juguetes y objetos de diversión infantil como trompos, baleros, carritos, caballitos.
Como se ve, Michoacán es uno de los Estados de México que tiene más cosas qué ofrecer al mundo y todo es herencia de los indios tarascos, que poblaron dicha entidad y fueron más que nada hábiles artesanos y artistas muy finos.
Esta dedicación a la producción de artesanías fue apoyada por Vasco de Quiroga, primer visitador de España en Michoacán, quien alentó que las manos mágicas de los michoacanos aprovecharan toda clase de materiales para hacer verdaderas obras de arte.
Por cuanto a la comida, Michoacán ofrece una deliciosa variedad de platillos típicos como el pescado blanco del Lago de Pátzcuaro, los chiles rellenos, las chalupas morelianas, las crundas de carne de cerdo, el pollo entamalado, el atole de chaqueta, los uchepos, los chongos zamoranos y el dulce de membrillo. Todo para chuparse los dedos.
Y de beber, el licor más popular es el llamado Charanda, que es un aguardiente refinado de caña, y el Mosco, licor de naranja, así como el suave y alimenticio Rompope.
