Temo que todo mundo tuvo la misma genial idea para fin de año: ir a la peluquería a darse una manita de gato. Así pues, armado de paciencia, decidí esperar mi turno con una revista de chismes en calidad de papiro que describía las últimas noticias de Bibi Gaytán y las reseñas de la telenovela Quinceañera, así como los horóscopos y predicciones para 1991. No suelen poner publicaciones recientes en las peluquerías del barrio y no me extrañaría que algunos fragmentos de los rollos del Mar Muerto se encuentren traspapelados en alguno de estos locales. Por mi parte, después de filas y más filas en el súper, la peluquería y hasta en el dentista, he decidido solemnemente reencarnar en diputado o asambleísta para asignarme un generoso bono de fin de año que me evite estos aburridos trances.
Aún con todo, éstos han sido días propicios para el ocio y la navegación sin timón por los terrenos del Internet en busca de curiosidades. Entre las múltiples locuras destaco un curioso estudio sobre las más populares leyendas urbanas en gringolandia. En el número uno figuró el rumor sobre los insectos gigantes que matan soldados en Irak. Las llamadas ?arañas camello? que brincan varios metros para atacar el cuello de sus víctimas e inyectar su letal veneno. Bueno, se supone. La verdad es que son arácnidos grandes que viven en casi todas las áreas desérticas del planeta (por aquí los conocemos como ?madre alacrán?) y en realidad no hacen nada, aunque sí están bastante impresionantes. También se dijo que Bill Gates iba a regalar toda su fortuna (eso quisieran) y que los terroristas se estaban disfrazando de repartidores de correo (les encanta ver moros con tranchete a nuestros vecinos). De igual forma corrió el rumor de que las pastillas de menta eran afrodisíacas, cosa falsa, pero al menos más de uno con aliento a cañería pudo mejorar su vida social. Por otro lado estuvo el supuesto descubrimiento de la osamenta de un gigante (hay fotos -trucadas- del asunto), lo cual puso en evidencia que dos tercios de la población norteamericana no cree en la Teoría de Evolución y que una quinta parte cree a pie juntillas que el hombre fue creado por Dios, que hubo un paraíso y que la Tierra, como dice la Biblia, alguna vez estuvo poblada por gigantes.
Éstas son algunas de las centenares de historias, la mayoría catastróficas, que atraparon la imaginación de los Estados Unidos en 2004. Queda clara la paranoia colectiva y el estado de ánimo que, entre otras cosas, ha hecho posible la presencia de seres tan obtusos como Bush en el poder. Confucio decía que el único gran pecado es la ignorancia. Dicho esto, que en 2005 nos sea dado ejercer nuestro criterio con acierto para encontrar las muy escasas agujas escondidas en el pajar de las noticias.
Parpadeo final
Trágico coletazo final de este 2004, el maremoto en Asia. Ésos no son cuentos, la destrucción fue tremenda. Es acongojante ver las imágenes y la escala del suceso. Como diría Machado: a que llamar caminos/ a los zurcos del azar/ si todo el que camina anda/ como Jesús, sobre el mar. Así pues, suspendidos en este azar perpetuo, disfrutemos de la suerte y el privilegio de estar con quienes amamos.
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