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Crónica del ojo / Niñas

Miguel Canseco

El pasado jueves se inauguró en la galería de ICOCULT la exposición Niñas de la joven artista Patricia Hernández, becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes.

Lo primero que resalta en esta muestra es el depurado trabajo de cada uno de los grabados de la exposición. En diminutas láminas de cobre impresas sobre papel, Patricia configura un mundo en el que extravagantes insectos-máquina, juegan, observan y dialogan con las niñas pequeñas que protagonizan sus imágenes.

En su texto de presentación Patricia rinde tributo a tres autores: Jan Svankmajer, Balthus y Lewis Carroll. El primero, un extraordinario cineasta, autor de inquietantes filmes que se desarrollan en ambientes que oscilan entre la pesadilla y el cuento de hadas. El pintor francés Balthus, por su parte, elaboró un complejo mundo en donde niñas-mujeres impregnan sus pinturas con un hálito de erotismo, misterio e inocencia. Destacó a Lewis Carroll pues me parece que es a quien más deben las imágenes de Patricia Hernández. En la exposición Niñas no aparece por ningún lado el sombrerero loco ni el gato de Chesire, es decir, jamás cita directamente a Carroll, pero es en la intención en donde encuentro la afinidad.

Lewis Carroll, pseudónimo del Reverendo Charles Dodgson fue un tipo excepcional: matemático brillante, fotógrafo, dibujante, poeta, escritor. Recomiendo ampliamente leer las obras de Carroll tanto como adentrarse en su biografía para constatar que detrás de este correcto caballero inglés, existió una de las mentes más extraordinarias del Siglo XIX. La historia cuenta que en el verano de 1855, Carroll conoció a la familia Liddell y sus tres hijas: Edith, Lorina y Alicia. Con esta última surgió un hechizo especial y al tercer día de conocerla ya la había dibujado. Al pasar el tiempo se desarrollaría un profundo vínculo que desafiaba la lógica: Alicia de seis, Carroll de 30, compartían largas tardes de juegos e historias. Sí; Carroll amaba a Alicia con la ternura y el azoro con el que solemos amar a los niños y contrario a lo que se rumora, jamás hubo un gesto impropio en esa amistad.

De ahí nació Alicia en el País de las Maravillas, un libro donde la lógica se mezcla con el sueño demostrando a qué punto puede viajar la mente de un hombre cuando es tocado por los sueños de una niña. Pero bueno, no era cualquier hombre, ni cualquier mente: Carroll era un maestro de la lógica, autor de célebres silogismos y acertijos. Y supongo que Alicia también era especial.

Cuando pienso en la obra de Carroll no puedo evitar sentir un poco de pena por las toneladas de películas y cuentos sonrosados y de final feliz que les hemos recetado a niños y niñas por décadas. Tal vez no nos atrevemos a ser tan audaces o no somos tan inteligentes como para viajar en el mundo laberíntico de la infancia y temerosos de que esa luminosa locura nos toque, les vendemos Cenicienta en lugar de Alicia para mantenerlos a raya.

Me da gusto que Patricia, como todo artista que comienza su carrera, busque cobijo en los grandes que la han precedido. Y que mejor que Lewis Carroll que con ternura e inteligencia logra descerrajar el mundo de las niñas. Y bueno, Patricia tiene la ventaja de ser una mujer que aún se acuerda que fue niña y es capaz de revivir la fascinación de saberse pequeña (aunque mida 1.75).

Las niñas saben que el mundo es nuevo, impredecible, que se reinventa a cada instante, que es hogar del miedo y la sorpresa, que es una materia hecha con el sutil tejido del sueño. Más nos vale no olvidar esa sencilla, gozosa y atemorizante verdad.

Parpadeo Final

Hoy a las 19:30 horas se inaugura en la Fundación Sebastián de México, D.F., la exposición colectiva Elogio del Desierto, con 70 grabados realizados en el taller El Chanate. Como parte de este colectivo artístico siento los nervios y la expectación de saber cómo va a responder el público chilango, que seguramente asistirá con tijera en mano. Con toda certeza, aprenderemos mucho de esta segunda expedición a la capital.

Y volviendo con Patricia Hernández, su exposición termina en mayo, así que aún hay chance de visitar la galería del Centro de las Artes ICOCULT, en avenida Juárez y calzada Colón. Ahí los esperan las Niñas.

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