Ay Remedios
En el laberinto de la soledad, Octavio Paz analiza los mecanismos del insulto y revela las múltiples caras de la mentada. Es un insulto de raíces profundas y naturaleza caleidoscópica: va del susurro al alarido, es desdén, epitafio de valientes, orgullo e indignación. Una buena mentada es patrimonio del espíritu. Las razones y las circunstancias que invitan a una mentada son infinitas y esta tetralogía no pretende jerarquizarlas. Sólo es una manera de sacarse cuatro piedritas metidas en el ojo de esta columna. Comienzo con el reciente caso de Remedios Varo, que muchos de ustedes conocen bien y los que no, pues paren la oreja.
Remedios Varo, emigrada española a México realizó lo mejor de su obra de 1953 hasta su muerte, en 1963. Sus cuadros fueron tejidos con el hilo de una técnica depurada y una imaginación desbordante. No hizo escuela por el hecho de haber construido sus imágenes a partir del núcleo más íntimo de su persona: su mundo, tan hermético como transparente, ostenta la magia como adjetivo.
Para el que busca su obra, la parada obligatoria es el museo de Arte Moderno del DF, lugar en el que más de una vez he disfrutado de la obra de Varo, perdido en los detalles, transparencias y brillos de nácar incrustado, atando y desatando cabos de metáforas hipnóticas y huidizas.
Pero aquí es donde los mariachis callan...ahora resulta que Doña Beatriz Varo, sobrina de Remedios, reclama que las pinturas le pertenecen (achis, achis, dirían los laguneros).
La importancia de Remedios Varo en la cultura nacional y los procedimientos mediante los cuales su viudo, Walter Gruen, dejó la obra en custodia del INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes) eran algunos de los muchos (pero muchos) argumentos a su favor (a nuestro favor). Pero la falta de previsión y la impericia hicieron que la heredera se saliera con la suya. De manera que perdimos y Doña Beatriz ya anunció sus planes: ?Me gustaría tener algo en mi casa, algo llevarlo a un museo en España y la mayor parte que se quedara en México?.
Aunada a la tristeza, está la desconfianza que genera la torpeza jurídica del INBA y la falta de sensibilidad de los jueces y magistrados. Los artistas y coleccionistas que quieran heredar su patrimonio artístico al pueblo de México ya no pueden estar seguros de que al rato algún nieto ?gandallón? con buenos abogados le haga de chivo los tamales al INBA y se lleve de botín lo que nos pertenece por derecho.
Hay otro factor bastante claro: el grueso de la población ni se entera de estos robos aunque se duelen en masa si la Selección Nacional pierde con Honduras o Ecuador en la primera vuelta de la preclasificación para no sé cuál copa de quinta.
La moraleja está bien clara: ármate de buenos abogados, busca patrocinadores y te puedes llevar las Pirámides de Teotihuacan al lote baldío que dejaron las Torres Gemelas, buen negocio, bien ?mexican curious?. Y con lo que sobre puedes darte una vuelta por España, para ver que bonitas se ven colgadas las pinturas de Remedios Varo, aquellas que solían ser nuestras... brrr, esto da frío.
A los cuatro vientos y en do mayor entono una mentada... qué dices, ¿hacemos un coro?
PARPADEO FINAL
Esta crónica fue producto de un pase a gol de Jannen Contreras, amiga de sinapsis veloz, capaz de perder el sueño por una cruz procesional del siglo XVIII o el manto rasgado de alguna dama del México colonial. Es restauradora de profesión es decir, que a la manera de Borges se dedica ? a las simétricas porfías/ del arte, que entreteje naderías?. Es justo decir que estas naderías bastan para iluminar una vida. Naderías que ni ella, ni yo, ni mis amigos dejaríamos por nada.
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