Esencias
Un artista filtra la información del tiempo que le tocó vivir. En su ejercicio profesional, la sensibilidad es tan importante como la información a la que tuvo o tiene acceso. No es extraño, por lo tanto, que Torreón lleve décadas de retraso en lo que a las artes plásticas se refiere (tomando como parámetro a la capital del país u otras ciudades, como Guadalajara y Monterrey). El centralismo (que tanto ha destruido) es uno de los factores evidentes. Los escasos cien años de esta ciudad puede ser otro. Aún falta la infraestructura que pueda sustentar una investigación artística sólida (museos, galerías, apoyo de la Iniciativa Privada, etc...).
En este ambiente hostil para el artista, su contraparte, el público, queda aún más rezagado. Por eso nos encontramos con una abrumadora cantidad de paisajitos, frutitas, desnudos (castos, claro está) entre muchos otros artículos de decoración.
Pero la información ha encontrado su cauce en Internet, revistas, libros, cursos, conferencias y nuevas librerías. Es evidente que la oferta cultural se multiplica a una velocidad considerable. Es un fenómeno reciente, pero ya se puede hablar de una generación de creadores que discuten y proponen nuevas formas de hacer las cosas.
Un síntoma más de este crecimiento cultural es la exposición colectiva Esencias, que se inauguró el día de ayer en la Alianza Francesa. En algo que me parece un hito en las políticas culturales locales, el director Gilles Guey comisionó el proyecto al joven curador José Jiménez Ortiz.
Vivimos una etapa aparentemente caótica, donde el artista puede echar mano de todo tipo de materiales y es el curador quien orquesta los discursos y establece un puente entre el productor de arte y el público.
Vale la pena asistir a esta exposición con mente abierta, ánimo crítico y buena disposición. Lo que van a ver dista mucho de ser ?bonito? (de hecho, muchas de las obras no me gustaron, pero ése no es un factor determinante para evaluar la calidad de las mismas).
Bien decía Luis Rius que ?no se puede vivir como si la belleza no existiera?, pero el artista, minero de sensaciones, se ha visto obligado en más de una ocasión a prescindir de este factor para seguir avanzando. Nadie va a poner los ojos en blanco frente a estas piezas, cuyo móvil es invitar a la reflexión en torno a las relaciones entre superficie y fondo, espejismo y esencia. Pensar que las artes sirven sólo para embellecer nuestra vida cotidiana es olvidar sus funciones primordiales como herramientas de reflexión y búsqueda.
La propuesta general está bien estructurada, el montaje es pulcro y cosa importante, hay un catálogo (gratuito) que compendia imágenes e información de la muestra. Debo decir que es la primera ocasión en que veo una buena orquestación entre director, curador y museógrafo (Gilles Guey, José Jiménez y Gustavo Montes, respectivamente). Enhorabuena a los tres. Cada uno hizo lo propio y lo hizo bien: Esencias ya es un precedente.
Parpadeo final
Juan Pablo II se ha referido al budismo como una religión de ?profunda espiritualidad? y ha mantenido contacto con el Dalai Lama desde 1980, es por eso que la presencia de este último en la Catedral Metropolitana no es para extrañarse o escandalizarse. A mí me conmovió bastante y deja claro que hay caminos para la paz y están pavimentados por el diálogo respetuoso. Esta visita ha sido una de esas raras emanaciones de buena vibra de la tribulada ?chilangópolis?, hoy secuestrada entre los tomatazos entre pejes, anti pejes, neo pejes, proto pejes y paleo pejes. La pura fauna.
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