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Crónica del ojo

Miguel Canseco

Las penurias de Arte Nuevo

En su octava edición el concurso Arte Nuevo convocado por la Universidad Iberoamericana para los creadores menores de treinta años, arroja resultados un tanto desalentadores en lo que a la producción de los jóvenes se refiere. Las obras seleccionadas oscilan entre lo correcto y otras, por desgracia la mayoría, que sólo aceptan un adjetivo: pésimo.

He de suponer que este año hubo muy pocos participantes ya que no veo otra razón para incluir en la muestra tantas piezas que en el mejor de los casos son dignas de una feria de escuela secundaria. La exposición parece el mundo al revés: los que no saben pintar, pintan; los que no saben dibujar, dibujan. Y da la impresión que los jóvenes aún creen que el arte se hace de buenas intenciones (haciendo a un lado el estudio técnico y teórico). Urge que alguien les explique la diferencia entre el ready made, la instalación, el ensamble y la escultura. Si no conocen las ramificaciones de los géneros artísticos, es muy difícil que puedan hacer un planteamiento coherente. Y si a esa desorientación le sumamos una vocación por los títulos y las intenciones grandilocuentes pues llegamos a la tierra de nadie, donde todo es posible pero nada es sustentable. Ni oficio en la factura, ni conocimiento teórico. Pero eso sí: harta estética y filosofía. Por favor.

Y mención aparte merecen la joven artista A. Piñera y el equipo de museografía. La primera, con una penosa pintura, que es un franco disparo de batallón sobre el artista norteamericano Mark Ryden (para muestra un botón, www.markryden.com...) ah, qué caray, señores jueces: ¿no se dan cuenta? ¿Cómo permiten esto? Y por su parte el montaje de la exposición estuvo al nivel: mal colgado y con cédulas de risa (redactadas con faltas de ortografía antológicas, en especial aquélla que dice ?foto colach con frotach?, válgame). OK, ?tal vez el horno no estaba para bollos?, pero se vale ser más cuidadoso al presentar una muestra.

De lo rescatable, Alfredo Esparza, Tania Ruvalcaba, Miguel Orejel, Jesús Flores, Patricia Hernández y Román Eguía. Solo este último presenta una serie de trabajos coherentes entre sí, cosa que habla de una labor con antecedentes. Queda la duda si los otros trabajos ganadores fueron parte de una serie razonada de obras o sólo fue un golpe de suerte.

Para futuras ediciones de este concurso valdría la pena reconsiderar la estructura de la convocatoria para poner un alto a esta falta de seriedad.

Y a quienes quieran participar, les recomendaría que dejaran de comerse el cuento del artista inspirado y estudien un poco más. Si no hay una exploración plástica respaldada, lo más que pueden hacer es dar palos de ciego. Y no se puede ser invidente en las artes visuales.

Parpadeo final

Y hay otros jóvenes que apenas rebasan los treinta y por lo tanto se salvaron de entrar en Arte Nuevo. Destaco a Cristina Treviño, que inaugura su exposición hoy en la Alianza Francesa a las 20:30 horas y Ana Villar, que expone su obra en la Ibero. Ambas son artistas serias y luchonas. Dense una vuelta para ver su obra, vale la pena.

Y cualquier comentario con esta biliosa columna, ya saben, cronicadelojo@htomail.com.

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