EL SIGLO DE TORREÓN
CD. LERDO, DGO.- Personas como Esteban Hernández y Crecencio Sosa, se niegan a “tirar la toalla”. Ya están pensionados, pero ellos decidieron seguir haciendo su luchita. Ahora venden frijol, pero cuando es tiempo de nuez, chile ancho y “Mirasol”, también lo comercializan.
Esteban fue quien continuó con el negocio, que según dice, se lo heredó un pariente. Él trabajó por mucho tiempo en la Comisión Nacional del Agua (CNA) hasta que se jubiló cuando tenía 27 años laborando en este lugar.
Era topógrafo, pero también se desempeñaba como chofer, “la hacía de todo un poco”. Llegó el tiempo de su retiro, pero nunca pensó en “quedarse quieto”. A él le gusta el trabajo y cree que el ser humano debe estar activo para no “oxidarse”.
Es muy conocido por los lerdenses. Automovilistas y peatones se detienen para saludar a “Teban”, como así lo llama con cariño Crecencio, quien se le unió hace poco, pues también él se pensionó luego de trabajar para Isidoro Leal, mejor conocido como “Cholón”.
“Trabajé para este señor que en su juventud era muy pobre y que un día dijo que se haría muy rico y cumplió su palabra”, comenta y relata que él manejaba un camión que transportaba aceites y que como todas las unidades motrices del difunto traía la leyenda, “se los dije”.
Muchas historias en torno a esta persona se escuchaban por doquier. Crecencio indica que hasta llegaron a atribuirle a su ex patrón que había hecho pacto con el Diablo. “Puros chismes, lo que pasa es que él era muy pobre y de la pobreza le salió el coraje de trabajar hasta el cansancio y además que Dios lo ayudó”.
Platica lo anterior mientras limpia el frijol tipo “mantequilla” y “bayo blanco” que se expende sobre la avenida Francisco I. Madero a un buen precio. La gente lo saluda y él con amabilidad, los atiende. Mientras Esteban acomoda las bolsas de a kilo en un lugar visible.
Este último interviene para decir que “Cholón” se sacó la lotería y por eso la razón de su fortuna. Crecencio cambia de tema y luego platica de su papá, quien tiene 95 años. Se siente orgulloso de él y comenta que a su progenitor no le duele nada y no padece de ninguna enfermedad, la razón es que fue un hombre de trabajo y de bien.
Por eso Esteban y Crecencio consideran que el trabajo es el mejor remedio para evitar los achaques de la edad. “Nada mejor que hacer uno su luchita y seguir dando lata, que estar por ahí de ocioso”.
Luego ellos platican que están todo el año y venden frijol, que traen de Juan Aldama Zacatecas. Pero para mediados de octubre, van a Nazas, Durango, para comprar la mejor nuez y cacahuate que existe en la región, “la gente ya sabe cuándo tenemos esta mercancía, pero mientras tanto se llevan lo que tenemos”.