EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Mario y Lucy tienen ocho y nueve años, respectivamente. Estudian la primaria. A él le gusta el futbol y los carros chocones. A ella las muñecas y las piñatas. Son hermanos, pero aseguran que, además, también son amigos.
Los dos cursan el cuarto grado de educación básica, no saben con certeza por qué pero suponen que para estar juntos y ayudarse mutuamente con las tareas. Mario dice que Lucy es más lista, pero que él es mejor en los deportes.
Ella se enoja, pero ambos coinciden en que lo más importante es la educación, es lo que les repite su mamá todos los días durante la comida. Mario cuenta que sus padres se casaron jóvenes y se dejaron de querer pronto, por lo que se separaron y su papá se fue de la casa, dejándolo a él como ?hombre de familia?.
Lucy es más callada, le hace gestos para que no hable de esas cosas, le llama ?chismoso?, pero su hermanito la corrige y dice que es ?platicón?. A ella no le hace gracia y le repite que no hable más de ello, pues su mamá se ha esforzado mucho por sacarlos adelante y nunca les ha faltado la comida ni el estudio.
Su forma de divertirse juntos es muy sencilla. Algunos fines de semana van con su tía a uno de los centros comerciales ubicados sobre el bulevar Independencia, donde suben y bajan las escaleras eléctricas hasta que se marean.
?Está mejor que ir a la feria?, comenta Mario, ?lo hacemos desde que estábamos chiquititos y que mi tía nos llevaba a una tienda del centro, pero ahora mejor vamos para allá, porque ya no le gusta ir al centro?.
Lucy dice que tienen poco tiempo porque su abuelita los espera en casa y se preocupa cuando se retrasan. Se retiran y Mario se aleja persiguiendo a un gato callejero, su hermana lo alcanza y lo toma por la mochila, ya no lo suelta.