EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- El destino de Jesús Lozano cambió de manera repentina. Ni él mismo imaginó la modificación tan radical que sufriría la calidad de vida de su familia, cuando recibió la noticia que sería dado de baja de su trabajo.
Durante cinco años se desempeñó en el cargo de Oficial de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM). Hace un par de años fue despedido de la corporación. Un examen antidoping que le practicaron resultó positivo a la cocaína.
Sin embargo, Jesús nunca en su vida ha consumido estupefacientes de ningún tipo. Triste, aceptó la resolución no sin antes pelear una indemnización. Nunca la consiguió. Un lustro en la DSPM no fue suficiente para hacerse merecedor de un finiquito digno.
“No sé que pasó. La verdad es que ya me habían hecho estos estudios muchas veces y nunca había salido positivo. No me dieron nada de dinero y todavía me quedaron a deber como dos quincenas de mi sueldo”.
En la actualidad tiene nueve hijos productos de la relación con dos mujeres. De la primera se separó logrando procrear a cuatro. Con la segunda y con la que actualmente vive tiene seis. Sin embargo, una de sus hijas del primer matrimonio murió hace más de 30 años.
Su actual mujer se llama Cruz Méndez. Hace como dos meses contrajo nupcias con ella debido a que necesitaban obtener los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social. Los poco más de 900 pesos que obtiene a la quincena son para mantener a su cónyuge, dos nietos y a sí mismo.
El dolor que causó el fallecimiento de su hija no le permite a Jesús abordar los recuerdos de la infancia con la niña. La tristeza que aún se percibe en sus ojos húmedos y su voz desvanecida traiciona su memoria sin recordar los motivos de la muerte de su pequeña.
Recargado a un árbol de la plaza principal de la ciudad, experimenta en su mente la posibilidad de volver a laborar para la DSPM. El punto de partida de esta aventura, comienza con la probabilidad de obtener más recursos económicos.
“Lo que pasa es que allá ganaba un poco más que acá. Este no es un trabajo cansado, pero yo desearía volver a ocupar mi antiguo puesto. Toda mi familia se puso triste cuando llegue con la mala noticia”.
En aquella ocasión como en muchas otras, Jesús estaba consumiendo medicina para paliar el dolor que le aquejaba en su pierna derecha. Lo extraño del caso para él, es que en esa prueba saliera positivo. Su pena se volvió más grande desde entonces.
Ahora tiene que trabajar horas y días extras. Entre semana recorre las áreas verdes municipales, recogiendo basura orgánica e inorgánica para mantener los lugares en buen estado y con una imagen limpia.
Los fines de semana acude a los bailes que se realizan en la ciudad, en donde recuerda los viejos tiempos de policía.Resguarda las entradas de los salones sin permitir el acceso a las personas que traigan consigo armas blancas.
La dificultad se torna mayor cuando los recibos del agua, luz y gas llegan a la casa. Para poder pagarlos tiene que pedir fiado en una tiendita.
“Todo estaría mejor si me emplearan otra vez en la policía porque así no alcanza para muchas cosas necesarias”.