EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- De río Bravo, Coahuila, hasta Matamoros. Su recorrido no fue largo y tampoco tuvo que salir de su estado. Miguel Guerrero Beltrán de 46 años, llegó para aprender el oficio de taquero. Una señora lo enseñó y ahora ya tiene su triciclo propio.
Hace 20 años llegó a la Comarca Lagunera un joven con deseos de salir adelante. Miguel cuenta con diez años en esta actividad y siempre ha sido cuidadoso en hacer y mantener los alimentos que vende en buen estado y con la mayor pulcritud posible.
Para Miguel fue imposible estudiar aunque sea el menor nivel de la escuela. Sus padres por más que querían, no pudieron brindar la educación a sus hijos. La pobreza apenas los mantenía con alimento, casa y vestido.
Uno de los primero trabajos que consiguió fue con una señora quien le enseñó cocinar los famosos “tacos sudados” o “al vapor”. Fue ella quien le empezó a pagar un sueldo por día, sin embargo, el deseo de Miguel lo orilló a otra alternativa.
Como el pago que le hacía la señora no le alcanzaba para alimentar a su familia de la mejor manera, comenzó a ahorrar lo poco que le quedaba y empezó a reunir diversas piezas para adherirlas a un triciclo que ya tenía en su casa.
Fue entonces como poco a poco equipo su medio de transporte hasta dejarlo con todos los accesorios necesarios para poder colocarle una olla, un tanque de gas, una sombra, un espacio para guardar servilletas y platos, así como un pequeño bote de basura.
De pronto, Miguel dejó el trabajo y emprendió el propio suyo. Como ya tenía el conocimiento de la preparación de los tacos, con la ayuda de su esposa inició un negocio ambulante, con el cual ya tiene poco más de un año.
Sin embargo, la enfermedad de la que padece en ocasiones no le han permitido ir a trabajar. La diabetes hace presa de su organismo y le impide levantarse de la cama para caminar por las calles de Matamoros, empujando su triciclo.
Aún así, Miguel está contento porque cumplió uno de sus sueños. Asegura que lo más importante, es tener todo limpio y en orden, es por eso que cada año acude a la instancia pertinente para que revisen y autoricen el permiso de Salud.
Con su mandil blanco y un triciclo con buen aspecto, Miguel recorre la cabecera municipal de Matamoros. Cerca de seis mil pesos fue la inversión que realizó para tener el triciclo que hoy le ayuda a mantener a su familia con las necesidades básicas de una familia.