EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- Juana María Cordero dice que, en años, tiene ?un chorro y la mitad del otro?. Es profesora jubilada y entre sus recuerdos favoritos se encuentran los múltiples concursos que ganó con sus grupos a nivel municipal y regional.
La señora tiene 70 años, 35 de los cuáles dedicó a la enseñanza, que impartía en recintos educativos ubicados tanto en Matamoros como en Madero.
Estuvo casada, pero su esposo tenía un absceso en el hígado y enviudó cuando tenía 38 años. No se volvió a casar, pero sus dos hijos y el pequeño que cargaba en su vientre, se convirtieron en el motor de su existencia.
?Pensaba sólo en sacarlos adelante, me llenaba de satisfacción llegar y verlos jugar, sanos y bien?, manifiesta, ?ahora me llena de orgullo verlos con sus familias, ya casados todos, con carreras, todos profesionistas?.
La septuagenaria no pierde el buen humor. Luego de su retiro, entró al voluntariado de Coahuila, donde permaneció casi cinco años, pues buscaba trabajar por el bien de la comunidad, para dar a los demás un poco de su persona.
?Mis hijos me decían que ya había dado mucho de mí cuando enseñaba, pero yo les contestaba que allá me pagaban?, platica sonriente, ?aquí era más por voluntad, por querer hacerlo?.
Tras una vida muy activa, Juana María hoy busca descansar. De momento dice que no hace nada más que dedicarse a su hogar.
?Tengo muchos achaques, enfermedades y demás?, comenta, ?ya después de tanto trabajo estoy muy cansada y ya sólo quiero reposar?.
Relata que la época en que se sintió más satisfecha fue cuando estudiaba para maestra y trabajaba al mismo tiempo, pues ya estaba casada e incluso se tituló embarazada de su tercer hijo, cuando falleció su marido.
?Tuve muchas satisfacciones, también muchos sinsabores pero fueron más los momentos de felicidad, por mis hijos?, agrega la señora.