CRÓNICA URBANA
EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Durante cuatro años no pudo ver a su familia con la regularidad que un padre ve a sus hijos. La fecha de su ingreso la recuerda como si fuera ayer: el 24 de septiembre de 1975 causa alta en el servicio militar.
Manuel Arratia Salas tiene 45 años de edad. Su físico refleja el arduo trabajo que desempeñó en la milicia. Su corpulencia reafirma su pasado y en el presente le ayuda para mover un triciclo lleno de frutas frescas que vende afuera de la Presidencia Municipal de San Pedro.
Fue en el año de 1992 que inició con este oficio. El término de su contrato fue aprovechado para no estar más tiempo en el servicio militar. La añoranza de pasar más tiempo con su familia lo obligó a dejar la carrera.
Pero no se arrepiente. Hoy pretende hacer válidos los conocimientos adquiridos en el ejército y que sus hijos adopten esos valores: la disciplina y el valor. Decidió vender frutas porque ?no había de otra, ni jale?.
?Otra de las cosas que recuerdo es que aprendí a andar bien vestido, todos los días con el uniforme limpio, impecable. Esas cosas no se le olvidan a uno y las recuerdo con mucho agrado, porque yo sí quise este oficio?.
Recuerda que en una ocasión, los soldados fueron asignados al traslado de dinero, prácticamente iban sentados sobre los fajos de billetes. El evento impresionó a más de un militar, pero al final cumplieron con su deber.
En un momento de su vida, a los 30 años, Manuel intentó regresar al ejército. Su inquietud y vocación hicieron presa de sus esperanzas. Sin embargo, fue más el placer de ver todos los días a su esposa e hijos que decidió permanecer en San Pedro.
?Ahora tengo cinco hijos: dos mujeres y tres hombres. Ninguno de ellos ha tenido la inquietud de seguir mis pasos de militar, aunque uno de ellos bien pudiera ser por la complexión que tiene, pero no les gusta?.
Esos cuatro años y tres meses fueron de gran intensidad y esfuerzo para Manuel. De San Pedro se tuvo que trasladar hacia Saltillo en donde logró formar parte del 69 Batallón de Infantería. Todos los días se levantaba muy temprano y descansaba hasta la noche.
Hoy está feliz y con su familia. En la capital del Estado de Coahuila, Manuel dejó las armas y regresó a su ciudad natal para tomar como herramientas de trabajo, un cuchillo, exprimidor y un triciclo con el cual vende frutas para mantener a su familia.
