CRÓNICA URBANA
EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- La única ilusión de Ascención Zamarripa es ayudar a su hija para que los tres nietos que viven con él, puedan estudiar alguna carrera y sobresalir. Por eso, diariamente recorre las calles de esta ciudad para vender dulces y frituras.
Ascención tiene 69 años de edad. Desde hace seis adquirió un triciclo con valor aproximado en 250 pesos. Con varias modificaciones logró adecuar el vehículo para poder mostrar a la gente sus productos y obtener algunos pesos para su familia.
El señor es originario del ejido San Antonio Gurza de San Pedro. Antes de ser vendedor ambulante, era campesino en la misma comunidad rural, pero una lesión en las rodillas le impidió seguir laborando en una de sus actividades favoritas.
?La verdad es que a mí sí me gustaba mucho andar en la labor. Yo sembraba de todo dependiendo de la época: frijol, algodón y maíz. Luego de mis problemas en las piernas tuvimos que venirnos a la cabecera municipal para adquirir una casita porque allá la situación está peor que aquí?.
En su hogar viven su esposa Magdalena García y su hija que es madre soltera, Magdalena Zamarripa. Ascención tiene otros siete hijos: seis mujeres y un hombre. Todos están casados y tienen familia.
Sin embargo la situación es difícil. Sin la ayuda de su hija, quien vive con él, todo sería peor. Ascención gana entre 50 y 60 pesos diarios que tiene que llevar a la casa marcada con el número 11 en la calle Orquídeas de la colonia Las Margaritas.
Desde las seis de la mañana se levanta para salir a las maquilas que en la ciudad hay. En el transcurso del día busca quién le compre algún chicle, frituras o golosinas. La conclusión de sus labores termina hasta las seis o siete de la tarde.
Su desánimo por las bajas ventas es evidente. Pero sus fuerzas y motivaciones lo mantienen día a día para enfrentar la complicada situación del desempleo. ?
Me decidí por esto porque no sé hacer nada más y pues ahí la llevamos?.
Ascención no es jubilado ni pensionado. Logró reunir todas sus cotizaciones pero la falta de recursos le impide pagar un año del Seguro Social. Su hija es la que por medio de su trabajo en una maquiladora los tiene afiliados al IMSS.
Una de sus principales peticiones diarias a Dios, es que le dé fuerzas y vida suficiente para seguir adelante. ?No me puedo desanimar porque si no a dónde voy a dar después, necesito tener muchos ánimos para ayudar a la familia?.
La cónyuge de Ascención tuvo una caída hace unos cuatro años que le provocó que en la actualidad tenga que utilizar silla de ruedas. Entre él y su hija tratan de mitigar las dificultades de tener pocos recursos económicos.
La ilusión de la familia es que los niños que ahora estudian, lo sigan haciendo para que tengan un mejor futuro y menos complicaciones para lograr comer y vestir bien. Por eso todos los días, Ascención ayuda a su hija con el sustento de la casa.