EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- Es un matrimonio trabajador. Desde hace dos años lavan los automóviles de la ciudad para alimentar a sus tres hijos. Ambos se dicen víctimas de la discriminación laboral hacia la gente de la tercera edad.
Ellos son Ricardo Noris Mendoza de 66 años de edad y Berta Saldaña Alvarado de 40. Tienen tres hijos de las siguientes edades: 19, 15 y diez. El mayor de ellos dejó la carrera de ingeniería en la Universidad Autónoma de Coahuila por falta de dinero.
Hace cuatro años Ricardo tenía trabajo. Formaba parte de la población económicamente activa y no tenía problemas para sostener a su familia. Él era guardia de una empresa de seguridad privada, de manera lamentable, un día lo despidieron. Las causas las desconoce pero advierte una posibilidad.
?Yo creo que me corrieron por la edad. A esta edad es muy difícil la vida para uno, nos cierran muchas puertas. Todo está muy caro, por eso mejor me regresé porque allá en Torreón todo es muy complicado?.
En Madero ya conocen a este matrimonio. Todos los días por las mañanas y por la tarde, Ricardo y Berta recorren las calles de la ciudad. En cada local que llegan ofrecen sus servicios de lavado de coches. La suerte les sonríe en algunas ocasiones.
Entre los dos obtienen entre 60 y 70 pesos diarios. Es apenas lo necesario para comprar el alimento. El hijo de ambos que tiene 15 años, estudia la educación media en Torreón, pero su destino se vislumbra igual al de su hermano.
Con tristeza y con el ánimo decaído, sus padres lamentan mandarlo a la escuela sin nada para el ?lonche?. No todos los días le dan para que se alimente y el joven tiene que irse con el estómago vacío. Sin embargo, la actual situación económica de la familia parece no detenerlos en su intento por sobresalir.
Aunque no siempre obtienen las ganancias que desean, nunca dejan de ?chambear?. Sus botes, esponjas y franelas, los acompañan a todas partes como sus amigos fieles. Ricardo carga lo más pesado pero Berta ayuda a limpiar los automóviles.
Desde la casa marcada con el número 78 en la calle Herradura del fraccionamiento Pueblo Nuevo, Ricardo y Berta se dirigen hacia el centro. La amabilidad con que ofrecen sus servicios a los clientes, muestra en ellos su gratitud hacia Dios.
?Nosotros ya estamos muy contentos porque nos dijeron que el DIF ayudará a que los estableci-mientos grandes de Madero, puedan emplear a gente adulta, de la tercera edad y podremos tener un trabajito más?.
