CRÓNICA URBANA
EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- Isidro Rodríguez Tavares tiene 42 años de edad. Tiene dos hijos y los dos pies amputados. Fue hace 22 años de edad que sus extremidades eran arrancadas por la máquina de un tren en Acaponeta, municipio de Tepic, Nayarit.
Transcurrían los ochenta. Isidro decidió dejar su natal Madero para buscar mejores opciones de vida. En aquel tiempo pensó que si llegaba con las esperanzas que desde Coahuila había tejido, su destino estaría ya hecho al regresar de un largo viaje.
El tiempo que Isidro pasó en Acaponeta lo recuerda como si fuera ayer. Fueron largos y pausados meses de recuperación en una clínica de la localidad. Su familia tuvo que ir a verlo para apoyarlo en su rehabilitación.
Aquel trágico día, Isidro caminaba por las vías del tren. Era una mañana en la que como muchas otras que ya llevaba, pretendía encontrar trabajo. De pronto, sin saber la causa, Isidro cayó al suelo sin saber nada de sí.
El rápido y pesado ferrocarril pasó encima de su cuerpo y destrozó no sólo su humanidad, sino las ganas de continuar en el mundo. Sin embargo, su familia logró levantarlo de la depresión y salió avante en su recuperación.
Hoy, Isidro tiene ya seis años vendiendo tamales en su natal Madero. Los doctores le recomendaron usar muletas o prótesis. Al año de accidentado, Isidro consiguió vender las prótesis que ya no usa porque le es más útil una bicicleta que con sus manos construyó.
?Es que para andar en la calle me muevo mejor con este artefacto?. El móvil es una bicicleta que se mueve con el esfuerzo de sus manos y no de sus pies, como las normales. Atrás lleva una olla de tamales recién hechos que vende de calle en calle.
Mientras anda por la ciudad, sus pensamientos buscan una respuesta: ¿Cómo murió su padre? Isidro no sabe qué causas originaron el deceso de su padre; su madre le niega toda información, argumentando que si lo hace, surgirán rencores de su parte hacia su progenitor.
Es una duda que no le incomoda, pero que de cualquier forma genera expectación. Nunca lo conoció, el papá de Isidro murió cuando él apenas tenía un año y medio de edad. Hoy, el motivo de seguir vivo es su familia.
?Uno de mis principales anhelos es sacar adelante a mi familia y ser responsable. Sacar adelante el deporte de la ciudad, porque es importante. Yo corro en esta bicicleta cuando hay carreras, esto lo hago desde hace 18 años?.