EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Miguel Ángel Herrera Salazar es imitador de ?El chavo del Ocho? desde hace tres años. Es originario de Apodaca, Nuevo León, donde radica su familia, pero vive viajando de un sitio a otro.
De momento se encuentra haciendo malabares bajo un semáforo a la entrada de San Pedro, pero luego estará en Parras de la Fuente y días después en Saltillo. Dice que disfruta realizar este personaje porque es completamente familiar y tiene más gracia que cualquier payaso.
?Me vestía de payaso pero no hacía reír a nadie, en cambio del chavo todos me dicen que tengo así como un ?aire??, comenta el imitador de 40 años, ?provoco más gracia y eso es lo más importante, que no haya groserías y que los niños lo disfruten?.
Su hijo, Carlos Abraham, lo acompaña. Tiene 16 años e imita a ?Ratón?, uno de los payasónicos. Miguel Ángel ha sido malabarista desde que tiene siete años e incluso cuenta que ambos formaron parte de un circo, pero les pagaban de 35 a 40 pesos a cada uno, mientras que en los cruceros la cantidad varía entre 200 y 500.
?No nos podemos quejar, nos ha ido bien?, manifiesta el papá, que además es muy creyente, ?gracias a Dios siempre hay a dónde ir y cómo ponernos a trabajar?.
Padre e hijo hacen su espectáculo, a veces imitan al Chavo del Ocho y a Ratón, otras veces son Quico y un payasónico distinto. Comentan que extrañan a su familia, pensaban quedarse más tiempo en Coahuila, pues es el área donde reciben más apoyo y sienten más apertura de la gente, pero la nostalgia apuró su regreso.
?A veces andamos en los semáforos, también luego nos subimos a los camiones, nos invitan a piñatas o en las plazas también nos presentamos?, agrega Miguel Ángel, ?vamos a regresar en un mes aquí a San Pedro, para que la gente que ya nos conoce nos contrate para sus shows y los que todavía no, pues que nos den la oportunidad de divertirlos?.