CRÓNICA URBANA
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- A su corta edad, Francisco Javier López ha estado presente en por lo menos tres veces, en verdaderos ?infiernos?, poniendo en riesgo su vida para ayudar a otros sin pensar en lo que el destino le tenga preparado.
Tiene 17 años. Es originario de Francisco I. Madero, ciudad mejor conocida como ?Chávez?. Desde hace dos años comenzó en esta profesión y asegura que no la dejará por nada. Su máxima ilusión es la de tener un puesto de mayor rango.
Durante la noche del viernes y madrugada del pasado sábado, Francisco soportó las altas temperaturas que emanaban del edificio de Soriana Oriente. No es casualidad que él estuviera allí: pertenece al Cuerpo de Bomberos de Madero.
Fue alrededor de las 11:30 horas cuando recibieron en su estación la llamada de colaboración que les pedían sus homólogos de Torreón. El subcomandante eligió entre los presentes sólo a seis personas, entre ellas Francisco.
Su experiencia en siniestros le han hecho de hierro su valentía. Lejos de provocarle miedo, los incendios le emocionan. La adrenalina que siente, dispersa cualquier temor de su mente y le exige seguir adelante.
Media hora aproximadamente, fue el tiempo que tardó en llegar la máquina extinguidora número 407 donde a bordo iba Francisco. Al llegar al centro comercial, él y su grupo fueron enviados a apaciguar las llamas en la zona del almacén.
Con anterioridad, Francisco había participado en el incendio de Soriana Las Fuentes y en una empresa de fabricación de escobas en la ciudad de Matamoros. Su historial podría no ser vasto, pero su experiencia sí.
El joven está consciente del riesgo que existe cada vez que ingresa a un lugar en llamas, sin embargo, no le importa. Siempre trata de estar atento a cualquier complicación que pudiera surgir. Su rostro lleno de tizne habla por sí solo.
?Se siente muy fuerte el calor, pero siempre debemos permanecer allí. No me da miedo, al contrario me da mucha emoción saber que colaboro para la comunidad. Yo creo que lo más difícil de mi trabajo es entrarle al fuego?.
Eran casi las once de la mañana del sábado. Francisco se retiraba en compañía de sus compañeros con la dicha de haber colaborado, cargado de muchos recuerdos de esa larga madrugada, pero también de bastantes agradecimientos de sus demás compañeros de otras ciudades.