EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- María Luisa Espinoza tiene 19 años y es comerciante. Sus principales aspiraciones son terminar sus estudios, encontrar un trabajo y ofrecer las mejores condiciones de vida a su hijo de 15 meses.
Esta madre soltera se dedica a la venta de chicharrones, churros y dulces en la plaza principal. Anteriormente estaba en el mercado Hidalgo, donde comercializaba carnitas, pero se cambió por cuestiones de espacio.
Relata que comenzó a dedicarse a la venta de frituras desde hace cinco años, luego que dejó la escuela. Había terminado la secundaria y estaba por comenzar la preparatoria, pero tenía muchos conflictos con sus padres porque no le apoyaban en la carrera que ella deseaba y finalmente optó por abandonar sus estudios.
“Yo quería estudiar puericultura y ellos querían que fuera enfermera, me querían obligar y mejor me salí”, manifiesta, “no iba a ser feliz estudiando algo que no me gustaba tanto, si yo estaba convencida de que mi vocación estaba por otro lado”.
Hoy se arrepiente de aquella decisión y asegura que retomará sus estudios cuanto antes. Le gustaría trabajar con niños, pues le fascinan y espera pronto consolidarse en una guardería o algo parecido.
Sin embargo, admite que es un tanto pesimista y agrega “ahorita uno dice queremos hacer más cosas y no se puede, mejor que lo diga el tiempo”.
Recuerda que, a pesar de que era muy joven cuando se embarazó, sus padres la apoyaron mucho, por lo que fue una experiencia agradable y feliz, pero definitivamente no piensa repetirlo pronto.
En su opinión, Matamoros es un municipio muy violento, pues considera que hay muchos malandros y “cholos”, pero dice que “sigue siendo mi hogar y donde crecerá mi niño”.