EL SIGLO DE TORREÓN
CD. LERDO, DGO.- Maday Reyes Jaik de 65 años aún no pierde la esperanza de recibir su pensión por parte del Municipio de Gómez Palacio, donde se desempeñó por 34 años. Ahora trabaja los lunes y martes como cerillita en el Sumerka de esta entidad.
Esta mujer ha sobrevivido a un infarto y aunque enferma del corazón, no se desanima para “sacar la vida”. Además de empacar en el lugar referido, los fines de semana se desplaza a los ejidos para comercializar la ropa usada que sus vecinos le hacen llegar.
Ella está muy agradecida con ellos porque la apoyan y como ven que nunca desfallece pese a las vicisitudes de su vida, siempre están al pendiente de lo que hace y de su estado de salud, pero a Maday lo único que le entristece es que en la presidencia municipal gomezpalatina nunca le han reconocido el trabajo que ahí realizó.
Dice que por su enfermedad tuvo que dejar ese empleo, pero nunca la indemnizaron por 34 años de trabajo. Para Maday eso es injusto, ya que cuenta con recibos, documentos, oficios diversos que demuestran su estadía laboral en el municipio gomezpalatino.
“Cada que entra una administración nueva, acudo para presentar y explicar mi caso, pero no he recibido apoyo”, lamenta la anciana quien comenta que hasta diez veces en un día la han hecho regresar a la presidencia municipal con la promesa de que le darán solución a su problema.
Añade que hasta un empleado municipal le dijo, “pobre de usted, cómo la hacen dar vueltas”. Tan es así que comenta que cuando era candidato a la diputación que hoy ostenta Sergio Uribe, le presentó su caso.
Él como todos con los que se ha entrevistado, le dijo que sí la ayudaría, pero piensa que fueron sólo palabras, ya que desde que es diputado no lo ha visto y pese a que sabe dónde localizarla, ni siquiera la ha buscado.
Añade que no ha acudido al Departamento Jurídico gomezpalatino porque “están los mismos y no quieren ayudarme y nada más me traen de vuelta en vuelta”. Comenta que supo de la visita del gobernador del Estado, Ismael Hernández Deras, al municipio gomezpalatino, por lo que tenía toda su papelería en orden para abordarlo a su llegada a esa ciudad.
Pero resulta que ese día le subió la presión al máximo y no pudo levantarse de su cama. “No pude ir a su encuentro, lo lamenté mucho pero ese día me sentía muy mal, así que estoy en las mismas”, añade la anciana.
Maday sigue con su problema pero no pierde la esperanza de que algún día los funcionarios gomezpalatinos reconozcan la labor que desempeñó en el Municipio durante un buen período de tiempo, mientras eso sucede continuará en el oficio de empaque donde saca de 70 a 80 pesos diarios.
Ella manifiesta que no le gusta pedir limosna, prefiere trabajar. Sin embargo, relata que en una ocasión para las fechas decembrinas, no tenía “ni un cinco”, por lo que decidió acudir al Campestre gomezpalatino donde vive “gente ricachona”.
Tocó puertas y más puertas, pero nadie se compadeció de ella. Ni un taco y ni un peso recibió, “con eso comprobé que los ricos son la gente más miserable que existe...”, asegura.
