EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- Yolanda tiene 50 años y se dedica a vender dulces en su casa. Lejos de pedir la operación que le devolvería la movilidad a su columna, lastimada hace 12 años, el principal deseo de esta mujer es una beca para que su hija pueda estudiar medicina.
La señora vivía en Monterrey, donde trabajaba en diversas casas y fábricas. Cuando tenía 38 años, se resbaló y cayó por unas escaleras todo un piso, lo que le dejó cuatro vértebras desgastadas. Este problema le significó poco, pues aun así continuó empleada como pudo hasta que finalmente, la alcanzó la edad y se trasladó a Congregación Hidalgo, ejido de Matamoros, donde sus papás le dejaron un pequeño terreno.
La forma de pensar de su madre, extremadamente conservadora, no le permitió estudiar, lo que la obligó a casarse joven, pero aún inmaduros, su marido la abandonó con siete hijos, algunos ya murieron, otros ya hicieron sus familias y residen en Monterrey.
?Antes estaba más dura la situación, no había tanta libertad como ahora, si yo hubiera podido estudiar, le habría dado un mejor futuro a mis hijos?, manifiesta.
De escasos recursos económicos, la señora espera que la única hija que vive con ella, Beatriz Adriana, quien actualmente cursa tercero de secundaria, pueda estudiar medicina. Sin embargo, la situación financiera de Yolanda impide que su niña conserve esta esperanza.
?Es muy inteligente y saca muy buenas calificaciones, ojalá pudiera conseguir una beca para ella porque de veras quiere estudiar y yo quiero que tenga más oportunidades que las que yo tuve?, comenta Yolanda con los ojos llorosos, ?hace poco le pidieron una calculadora científica y unos colores, pero ¿de dónde sacamos? Muy apenas alcanza para comer?.
Hace unos días, madre e hija se enteraron de que una jovencita de 14 años se suicidó debido a que sus padres no contaban con la solvencia económica para pagar su inscripción, lo que en muchas ocasiones se ha presentado en casa de Yolanda, pues Beatriz cumplió los 14 y a veces no cuenta ni siquiera con una pluma para hacer sus tareas.
?Mi niña me dijo que si eran tantos problemas con la escuela a lo mejor eso era una solución y yo le dije que ni se le ocurriera?, dice la señora sin contener el llanto y añade, ?vas a salir adelante, le digo, con sacrificios, pero vamos a lograrlo?.
La operación que devolvería la movilidad a la columna de Yolanda tiene un costo de 50 mil pesos. Ni siquiera piensa en ahorrar para ello, su motor principal es la educación de su hija, es su razón para aguantarse el dolor y trabajar.
Su humilde morada se gotea de diversos sitios cuando llueve, ?se chorrea por todos lados?, dice la señora. Cuenta que cada que ve al alcalde, Felipe Medina Cervantes, le pide que la apoye con tres bultitos de cemento para que ya no se le meta el agua a su casa o cuando menos un poco de hule para el techo, sin conseguir respuesta.
