EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- Hace tres años aproximadamente le amputaron la pierna. Padecía de diabetes y una herida sufrida en la extremidad inferior izquierda, provocó que los médicos le quitaran una parte de su cuerpo, pero junto con ella, también el destino le arrebató la oportunidad de seguir trabajando para su familia.
Daniel García Montiel tiene 52 años de edad. Es originario de Viesca y desde los 14 años salió de su natal ciudad, para encontrar mejores oportunidades de trabajo. Y lo hizo, primero llegó a la granja La Fe y allí estuvo año y medio laborando como ordeñador de vacas.
Su breve estancia fue la antesala de varias granjas y establos en los que trabajaría por toda La Laguna. Un día, Daniel decidió probar suerte en Matamoros, Hoy tiene cuatro años radicando aquí, pero sus posibilidades se redujeron a nada cuando la diabetes apareció.
Daniel tuvo una familia numerosa. Él y su esposa procrearon siete hijos, pero al destino parece no combatir con Daniel. De esos siete descendientes, ya sólo le quedan tres. Todas mujeres, de las cuales sólo una pequeña de cinco años vive junto a él y su esposa.
Las opciones de Daniel se cerraron y más aún con el paso del tiempo. Hoy su pierna derecha y sus brazos, ya no tienen la misma fuerza que hace diez o 20 años. Su debilidad física parece estar tocando sus ánimos; sin embargo, su lucha parece no tener fin.
Cada día por las mañanas, recorre todas y cada una de las oficinas de la presidencia de Matamoros para ver en qué le pueden ayudar. Reconoce que ya tiene identificadas a las personas que sí le brindan algún apoyo de cualquier índole.
?Pues vengo a ver qué saco, de perdido para las tortillas y los frijoles. Muchos de los funcionarios me ayudan con algo. Las despensas nos las venden en el DIF a diez pesos y tengo otra ayuda de 100 pesos cada quince días?.
Su andar por las calles no es tan sencillo como lo hacen ver sus movimientos con las muletas. Descender las escaleras resulta de lo más fatigante y sus deseos de conseguir comida o dinero son más fuertes que sus brazos.
Tiene cerca de ocho meses que no acude al médico para su revisión. La única razón por la cual ha descuidado su observación en el Hospital, es por la falta de recursos económicos para trasladarse hasta Torreón.
El 15 de septiembre del presente año, Daniel no pudo festejar el Grito de Independencia como millones de personas. Ese día resultó fatal para sus aspiraciones: una prótesis que le había regalado el personal del CRIT de Monterrey se le quebró. Es fecha que aún no puede componerla.
Aunque su situación es precaria, Daniel sólo piensa en salir a las calles cada mañana, para que las personas le ayuden a subsistir. La dificultad para encontrar trabajo le ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente a la que hoy le agradece su apoyo.