CRÓNICA URBANA
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Javier vende frituras frente a la Cruz Roja. Es famoso entre los estudiantes de las escuelas cercanas por sus preparaciones, que incluyen diversas salsas y hasta cueritos.
Javier Eduardo Acosta Galván nació en San Juan de Guadalupe, Durango, pero vive en Torreón desde que cumplió dos años. Se ha desempeñado como promotor de ventas, supervisor en maquilas, operador en diversas empresas, ensamblador, rotulista y dibujante, pero confiesa que le encanta el comercio.
Sus principales clientes son los estudiantes. El comerciante señala que a los adolescentes es a quienes más les gusta la chatarra. En ocasiones, llega a vender hasta ocho kilos de tostachos, ?ésos les encantan?.
Aunque en ocasiones ha tenido que pedir prestado para comprar la mercancía, el vendedor considera que diciembre es un mes bueno porque hay trabajo para todos, tanto vendedores establecidos como comerciantes, taxis, y demás prestadores de servicios, pues las peregrinaciones y el ambiente elevan mucho las ventas.
Los que le conocen dicen que nunca se le ve enojado ni decaído, sino todo lo contrario, procura transmitir el buen humor a sus clientes. En broma le comentan que debió ser político o locutor, pues le encanta el trato con la gente y platicar con compradores y demás caminantes que pasan cerca de su carrito de frituras.
?Trato de ser honesto, de darle una sonrisa a todo el que se acerca y ser agradecido para que regresen?, explica el vendedor, quien a sus 37 años, ya es abuelo de una pequeña niña.
En octubre, Javier coloca una alcancía con la leyenda ?coopere para la Navidad de mis hijos?, que es intocable para él hasta diciembre, cuando compra los regalos de sus muchachos. El comerciante dice que el principal consejo que podría darles es ?siempre echarle ganas?.