EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Le gusta que la gente lo conozca. En su ciudad natal le apodan ?El Carnacuas?, dice que se le quedó entre sus amigos porque nunca dejaba de pronunciar esa palabra. Él es Félix Moreno Perales de 57 años de edad, quien ?a estas alturas? sólo desea tener salud.
Desde hace 34 años vende nieve, duros, bolis y frutas afuera de la escuela número Siete. Allí, bajo la sombra de un árbol de más de 20 metros de altura, espera el timbre que anuncia la salida de los escolapios.
Llega la hora de empezar con el trabajo. Dice que la única forma de atraer clientes es siendo amable con ellos. El trato con los alumnos de esta secundaria, le da ánimos a Félix, quien no logró estudiar el bachillerato.
?Fíjese, yo estudié hasta secundaria, pero cuando platico y convivo con los muchachos me siento como profesionista. Hablo mucho con ellos, sobre todo con las jovencitas porque los hombres son en algunas ocasiones más bruscos. Pero uno aprende mucho de ellos?.
Félix sale desde muy temprano de su vivienda en la calle Leandro Valle en la casa marcada con el número 242 de la colonia San Luis. Recorre las calles en su triciclo abultado de productos para ofrecerlos. Llega a la escuela y a vender.
A las dos de la tarde, Félix comienza a guardar todo lo que vende y se dispone a ir a su casa. Es la hora de la comida y tiempo de un descanso hogareño. Luego de un pequeño reposo, sale de nueva cuenta a las cinco de la tarde para trabajar durante el turno vespertino de la escuela.
Con alegría y satisfacción recuerda que ésta no es la primera entrevista que ofrece a un medio de comunicación. ?En 1991, en Ciudad Acuña, también me preguntaron sobre la crisis. Era el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Me pidieron mi opinión.
Me gusta que la gente me conozca. Me da mucho gusto cuando muchachos y muchachas de otras generaciones pasen por aquí y todavía me saluden. Es muy grato esto y me da mucha satisfacción porque siempre hubo un buen trato?.
Sin embargo, en esa entrevista Félix prefirió no dar su nombre de pila por razones que sólo él conoce. En tono firme y sin titubeos contesta que no fue por miedo que no lo haya proporcionado, ?Yo siempre estoy seguro de lo que digo y hago?.
Félix tiene seis hijos. Dos de ellos son maestros, uno es ingeniero, otro técnico y dos más estudian el bachillerato. Quiere que todos tengan una carrera y lo está logrando. Sus 34 años como vendedor ambulante están rindiendo frutos.