EFE
AMMÁN, jordania.- Dos representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), uno de ellos médico, visitaron ayer al cautivo ex presidente iraquí Saddam Hussein en un lugar de Irak del que no se dieron datos.
“Hemos recibido una carta que ha escrito a su familia”, reveló Muin Kassis, uno de los dos portavoces de la organización en la capital jordana, adonde el CICR trasladó su cuartel general tras el cruento atentado que sufrió el pasado noviembre su sede en Bagdad.
Kassis declinó, sin embargo, detallar si la misiva será entregada a las dos hijas del derrocado presidente, Raghad y Rana, exiliadas en el reino hachemí.
“La vista la hicieron un médico y una mujer que hablaba árabe, a quienes se les permitió preguntarle por las circunstancias que rodearon su captura y revisar su salud. Los resultados se discutirán con sus captores”, señaló Kassis.
La otra portavoz de la organización internacional en Ammán, Nada Doumani, explicó que “el objetivo de la visita era comprobar las condiciones del lugar de detención y el tratamiento que recibe el detenido”.
Añadió que “queríamos ver si recibía comida y bebida suficiente, además de examinar su estado de salud y ofrecerle la posibilidad de que enviara un mensaje escrito a su familia”.
“Proseguiremos las visitas mientras esta persona siga detenida”, apostilló Doumani, quien no reveló cuándo tendrá lugar el próximo encuentro.
La portavoz recordó que la confidencialidad de las visitas del CICR impide dar detalles sobre las condiciones de detención de esos prisioneros y sobre su paradero.
Según la III Convención de Ginebra, la información relativa a las visitas del CICR a los detenidos para examinar las condiciones en que se encuentran no se divulgan a la opinión pública, sino que son objeto de un informe confidencial.
El informe será después “remitido a las autoridades competentes”, ya sea iraquíes o de EU, como potencia ocupante de Irak, aclaró el pasado 14 febrero el presidente de la organización internacional, Jakob Kellenberger.
La Casa Blanca autorizó hace una semana que una delegación de la CICR visitara al depuesto dictador, que está en paradero desconocido desde que el pasado 13 de diciembre fuera encontrado escondido en un zulo en el norte de Irak.
Desde entonces, corrían rumores de que las tropas de ocupación lo había sacado del país y trasladado a Estados Unidos para que expertos de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA, por sus siglas en inglés) procedieran a su interrogatorio.
Tal información fue negada el jueves, en rueda de prensa, por el administrador provisional civil para Irak, el estadounidense Paul Bremer.
La controversia alcanza también a otras cuestiones, como el estatus de prisionero de guerra dado por el Pentágono a Saddam Hussein y el lugar donde va a ser juzgado.
El pasado lunes, el ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Hoshyar Zebari, anunció que su país pedirá a la Casa Blanca que cambie este estatuto para que pueda ser juzgado en Irak.
La Convención de Ginebra, a la que se acogen los prisioneros de guerra, señala que pueden ser enjuiciados por crímenes contra la Humanidad sólo ante un tribunal internacional o por la fuerza de ocupación, que en este caso es Estados Unidos.
Los iraquíes siempre han insistido en la necesidad de que Saddam sea juzgado por un tribunal iraquí, sin cerrar la puerta a la presencia de observadores internacionales.
Nuevos ataques
Los ataques insurgentes continuaron ayer en Irak, en un día en que la Cruz Roja visitó Saddam Hussein.
Ayer un intérprete iraquí murió y cuatro soldados de Estados Unidos (EU) resultaron heridos cuando varios insurgentes abrieron fuego contra el convoy militar en el que viajaban cerca de la localidad de Hashua, 30 kilómetros al sur de Bagdad.
Horas después, las investigaciones seguían en la carretera que une la localidad meridional de Hila con la capital, tomada por soldados de la Coalición, y se registraban los coches sospechosos en varios controles policiales.
Según informaron fuentes militares en la capital, “el ataque se perpetró con armas ligeras”, aunque el esqueleto carbonizado del todoterreno civil usado por los soldados atestiguaba la crudeza de la acción.
Los militares estadounidenses y los empleados de las subcontratas que trabajan para el Gobierno de Washington utilizan este tipo de vehículos camuflados para sus desplazamientos por las carreteras de Irak.
No resulta extraño toparse en ellas con alguno de estos vehículos acribillados a balazos y quemados sobre todo en los alrededores de Bagdad.
La semana pasada una bomba de fabricación casera hirió a cinco soldados españoles y un intérprete en el centro mismo de la localidad.