Gómez Palacio

Cuando la inocencia se va...

Jorge Flores Morales se ecuentra en el Centro de Readaptación Social y enfrenta un proceso por violación

EL SIGLO DE TORREÓN

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Adrianita sólo iba a jugar a las escondidas con su amiguito. La niña sabía bien dónde esconderse, pero Jorge Flores Morales de 59 años la encontró y la hizo objeto de los más bajos instintos. La niña tiene cuatro años y no comprende muchas cosas. Hoy su verdugo está en el Cereso, enfrentando un proceso por el delito de violación.

Era la mañana del cinco de agosto de 2003, Adrianita acostumbraba ir a la casa de su vecinito. Pero ese día su vida cambió para siempre. El salvajismo de Jorge Flores la hizo víctima de laceraciones en la zona genital, el miembro viril y los dedos fueron instrumentos en el martirio.

En la agencia del Ministerio Público de Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar, se informó sobre los hechos que derivaron la reciente orden de aprehensión contra Flores Morales, según consta en el expediente 185/2003, expedido por el titular del Juzgado Primero del Ramo Penal.

Después del homicidio a los hijos, la violación es el delito más deplorable. La diferencia de edades entre víctima y victimario agrava la situación. La amenaza del verdugo atemoriza a la afectada. A una niña de cuatro años le causa pánico.

Acompañada por su madre, la pequeña de cuatro años, en su mundo de inocencia, tuvo que rendir su declaración, reparando en los detalles. Esta exigencia la marca la Ley, a pesar de ser tan desagradable.

De la boca de la tierna figura infantil, de una niña que todavía no termina la instrucción preescolar, se escucha la narración de los tormentosos hechos, que marcan a Adrianita de por vida.

La niña está bien escondida, Jorge la encontró y la tomó con sus manos, la llevó a una habitación y la desnudó poco a poco, mientras él hacía lo mismo.

Los tocamientos por diferentes partes del cuerpo empezaron, la niña asustada reprimía su grito por la pesada mano que le cubría la boca. El tormento siguió, el trato a una niña como si fuera una mujer no tuvo límite.

Mudo testigo de la violación, desde un orificio en la pared, otro de los amiguitos observa la horrible escena. El silencio sólo duró algunos días y después contó todo a su madre y ésta a su vez reveló la desagradable noticia.

En el extremo de la vileza, Jorge Flores limpió la sangre de la pequeña con su propia ropa interior, después la vistió y le dio tres pesos, no sin antes advertirle que no contara nada a nadie, de lo contrario, le volvería hacer ?peladeces?.

La niña guardó silencio, el temor era fundado. Fue hasta que la madre de Adrianita se enteró de los hechos por una vecina, cuando los cuestionamientos eran más frecuentes, al final la niña aceptó.

El caso fue consignado en octubre de 2003. El dos de marzo del presente año, agentes ministeriales comisionados al Grupo de Órdenes de Aprehensión ubicaron y capturaron al presunto responsable.

Hoy Jorge Flores está a disposición de la autoridad correspondiente, su caso está en proceso y será el Juez Primero del Ramo Penal, Luis Enrique Montoya, quien determinará en su momento, el auto de libertad o de formal prisión para el inculpado.

Mientras tanto, en su casa, ubicada en una comunidad ejidal, la pequeña que nombramos como Adrianita sigue su vida normal. El apoyo de su madre permitió que el verdugo esté próximo a recibir un castigo. Ahora, el tiempo y una adecuada atención psicológica, podrán sanar las heridas.

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