Toronto (Canadá), (EFE).- Funcionarios canadienses ya han empezado a contar los cadáveres de focas dejados sobre los hielos flotantes de Terranova por miles de cazadores, para comprobar si han matado la cuota de 350 mil animales establecida para este año.
Aunque la temporada de caza estará abierta hasta el próximo 15 de mayo, los cazadores no podrán matar más focas cuando se alcance la cifra máxima autorizada.
Los cazadores de focas, unos 12 mil según el Gobierno federal pero sólo unos 4 mil según organizaciones ecologistas opuestas a la caza, procuran matar el mayor número posible en pocas horas para rentabilizar al máximo su actividad.
Según el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), organizadora de la principal campaña contra la caza de focas, indicó que en las primeras 48 horas los cazadores pueden haber matado 140 mil animales.
Rebecca Aldworth, responsable de la campaña de IFAW, declaró durante una conferencia de prensa que "lo que he presenciado este año ha sido horroroso".
Aldworth describió como los cazadores violan las reglas impuestas por el Ministerio de Pesca y Océanos dejando animales despellejados vivos a veces durante horas.
"No he visto ningún funcionario obligando a aplicar la ley. Y los pocos que vi lo que hicieron fue comprobar nuestros permisos (para presenciar la caza), no para controlar a los cazadores", afirmó Aldworth.
IFAW también denunció que los precios de exportación de pieles de foca "han bajado dramáticamente durante los últimos tres años y el sector sigue dependiente de los subsidios de los gobiernos de Canadá y Europa".
David Lavigne, uno de los expertos mundiales en focas, señaló en un comunicado que "este sacrificio está diseñado para reducir la población de focas" y tratar de recuperar las pesquerías de bacalao.