Sabemos que el mayor porcentaje de lesiones cariosas se originan en aquellas zonas donde más fácilmente se retienen los restos alimenticios, siendo éstas las caras masticatorias de molares temporales y molares y premolares permanentes.
Estas zonas se distinguen por una serie de ranuras llamadas fosetas y fisuras en las que la acumulación de restos alimenticios se acentúa.
Tanto los alimentos que después del proceso masticatorio terminan constituyendo una forma de azúcar, como las azúcares ya refinadas en forma de dulces o refrescos crearan acidez y deterioraran dichas fosetas y fisuras comenzando así el desarrollo del proceso carioso.
Una manera de prevenir este proceso destructivo es la aplicación de selladores, que pueden ser transparentes o de color diente, éstos son resinas líquidas que se aplican sobre las ranuras para sellarlas, de ahí su nombre de selladores de fosetas y fisuras. Después de algunos minutos de su aplicación esta resina líquida se endurece y forma una capa de plástico lo suficientemente dura para resistir la masticación y evitar que agentes nocivos puedan acumularse en las ranuras predispuestas a la caries, se requiere hacer una revisión periódicamente para vigilar que no se haya desgastado.
Este tipo de odontología preventiva es una experiencia para sus hijos que no les causa ninguna molestia, al mismo tiempo que nos ayuda a reducir la incidencia de caries en ellos.
Como podemos ver, en nuestra sociedad es difícil desligar al niño del dulce, por ello, tratamientos como éste buscan prevenir el que un diente se vea afectado y no esperar a que tenga que curarse una vez que el proceso carioso aparece.
El utilizar todas las medidas de prevención a nuestro alcance, permitirá, que nuestros niños y nosotros mismos podamos disfrutar de una buena salud bucodental.
?Es la prevención, nuestra mayor preocupación?. ¡Hasta la próxima!
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