EFE
BAGDAD, IRAQ.- Suníes y shiies de Iraq coinciden en culpar a “islamistas radicales extranjeros” de la ola de violencia terrorista que vive el país, pero difieren a la hora de señalar qué países árabes y grupos los respaldan y financian.
Los primeros, minoritarios, acusan a la línea dura y más conservadora del vecino Irán, mientras que los segundos, que suponen el 60 por ciento de la población, apuntan a “grupos ultraortodoxos vinculados con la red terrorista internacional Al Qaeda y bendecidos por Arabia Saudí”.
En un cuarto oscuro y austero de la mezquita Ibn Taimir, base de la escuela musulmana salafí, mayoritaria ente los suníes de Iraq, arrodillado junto a un mugriento cojín y un calendario roto, reza el jeque Mansur, quien apenas se inmuta cuando le interrumpen.
“Creo que ya han visto la falta de respeto de los infieles. Entraron calzados y patearon nuestro recinto sagrado. Nos acusan (de los ataques) pero nosotros aún no hemos hecho nada, lo hacen otros”, dice con voz calma.
La mañana del jueves, una patrulla estadounidense irrumpió en la citada mezquita y detuvo a más de 30 personas, entre ellas el guía espiritual de la comunidad salafí y varios ciudadanos árabes con pasaportes de países como Yemen, Siria o Arabia Saudí.
“Irán es el país más interesado en que Iraq permanezca inestable. Ellos son los responsables, aquí suníes y shiies queremos convivir y trabajamos para ello”, acusa el inquietante jeque Mansur, parapetado en su profunda y escrutadora mirada.
El portavoz militar de EU en Iraq, Mark Kemmet, aseguró el viernes que en el recinto sagrado se halló gran cantidad de armas y mucha documentación.
Un hora y media después de la entrevista, en el patio del templo, levantado hace 50 años en el barrio bagdadí de Yarmuk, los fieles que acudieron a la oración prescrita de los viernes elevaron las amenazas del jeque al cielo.
“Con nuestro alma y el libro sagrado expulsaremos al diabólico invasor. Iraq será el cementerio de los norteamericanos. Extranjeros y judíos, preparaos porque el Ejército del profeta (Mahoma) está a punto de regresar”, rugía la hostil turbamulta.
Desde que estallaron, hace más de seis meses, Washington acusa de los ataques contra sus tropas y contra policías iraquíes a grupos de combatientes extranjeros y a bolsas de leales al capturado ex presidente iraquí Saddam Hussein.
