EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Semana Santa es una buena oportunidad para compartir la experiencia de fe con otras comunidades y así, vivir el verdadero significado de estos días.
Para ello, diversos grupos de jóvenes misioneros de la Comarca Lagunera visitan pueblos alejados de la ciudad, para predicar la palabra de Dios.
Pláticas con los adultos, catequesis con los niños y formación para la Primera Comunión es parte de la dinámica que realizan durante los siete días de trabajo.
Para conocer más acerca de los misioneros, nos reunimos con ellos antes de su partida. Platicaron acerca de sus objetivos a concretar durante su “misión”, así como de sus vivencias y aprendizajes en pasadas experiencias, ya que para ellos no será ésta su primera vez.
Pone su granito de arena
Para Alain Faudoa, la misión es compartir lo que se tiene con la gente. “Lo que más me gusta, es poder convivir tanto con los niños, jóvenes y adultos, los cuales nos reciben con los brazos abiertos”.
El que sólo sea una semana de estancia requiere que otros jóvenes misioneros continúen con este proceso de evangelización, “así, poco a poco lograremos nuestros objetivos, lo importante es que cada uno ponga su granito de arena”.
Alain tendrá por séptima vez la oportunidad de vivir verdaderamente la Semana Santa en el poblado El Bajío, ubicado en el Estado de Durango.
Explicó que “los que salimos de La Salle y acostumbramos ir de misiones y ahora que estudiamos en el Tecnológico de Monterrey, nos unimos al grupo Lazos Misioneros”.
Todos aprenden
“Lo más importante es llevar la palabra de Dios a quien más lo necesite”. Y es lo que hará Jorge Manríquez en su séptima misión.
Pertenece también a Lazos Misioneros y egresó de la preparatoria La Salle. Actualmente estudia en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Fue el Domingo de Ramos cuando junto con su grupo emprendió la misión, para comenzar a vivir los días santos, en los cuales “existe concientización en ambas partes, tanto en la comunidad y en nosotros como misioneros. Lo que nos traemos de aquellos sitios es muy satisfactorio”.
El joven hizo referencia a que si se desea ayudar, sabe que no necesariamente tienes que irte lejos, “en cierta forma el estarlo y vivir la extrema pobreza, te motiva a contribuir y reflexionar más”.
-¿Por qué no mejor irte de vacaciones? “Es más fácil y divertido irte con tus amigos a algún sitio, yo prefiero irme de misiones y utilizar mi única semana de descanso en algo más productivo”, concluye.
Difícil entrar a una nueva comunidad
No será su primera vez de misiones, pero sí la primera vez que los habitantes de San José Laguna, en Durango, recibirán a una fraternidad de misioneros.
Aldo González, al igual que sus otros dos compañeros, está con Lazos Misioneros, quienes se preparan con tiempo para el trabajo.
En esta ocasión, fue elegido para estar en un pueblo que no ha sido nunca antes visitado: “Es difícil llegar a donde no te conocen, ya que no sabes cómo te van a recibir”. Por su parte, dijo tener toda la disposición para realizar un buen trabajo. Agregó que, con ello se pretende evangelizar en la comunidad antes mencionada.
Creyente y convencido de su fe añadió: “Sé que una semana es poco tiempo para ver un cambio rotundo en la gente, pero con el granito de arena que yo ponga, habrá después otro misionero que lo hará más grande. Entre todos podremos lograr más”, concluyó.
Tiempo de reflexión y conversión
“Gracias a la preparación que tenemos dentro del grupo Lazos Misioneros, existe la posibilidad de reflexionar sobre el significado de esta Semana Santa”, expresó Israel Alemán, quien está de misiones por segunda vez en el pueblo El Bajío del Estado de Durango.
Dijo que se vivirán al máximo los días santos, en los cuales “representamos el Domingo de Ramos, el Lavatorio de Pies y el Vía Crucis, actividades en las que la gente del pueblo también participa”.
Para ello, se preparan con tiempo los integrantes del grupo ya que además se deben definir las actividades a realizar, las clases que se impartirán, así como la preparación espiritual de cada uno de los misioneros. “Antes de partir, los sábados hacemos apostolado en determinadas colonias de Torreón y los viernes nos reunimos y oramos en grupo”.
Lo más importante para Israel es la reflexión y la conversión, al recordar que “Cristo murió por nosotros hace más de dos mil años”.
Su Aprendizaje: Valorar
Una experiencia más como misionera la puede contar Luly Colores, quien está por tercera vez de misiones en la colonia La Merced, de la ciudad de Torreón.
“Lo que más he aprendido es a valorar, a no darle importancia a lo material”.
Dijo que estando lejos “se aprecia aún más lo que tienes y lo que Dios te ha dado a lo largo de la vida, empezando con el simple hecho de vivir y de tener salud”.
Respecto a los lugares visitados anteriormente, dijo haber estado en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, donde aprendió muchas cosas.
Es por eso que va por segunda vez y “recomiendo mucho una experiencia de este tipo, ya que es muy enriquecedora y aún más enriquecedor lo que dejas sembrado en las comunidades. Cristo nos necesita”, concluyó.
Se prepara con tiempo
En el caso de Marco Ramírez, quien pertenece al grupo misionero de los Lasallistas de la ciudad de Durango, se prepara a través del apostolado que dan en las colonias de la periferia y con la oración.
“Tres meses antes de partir nos reunimos para revisar el material, las clases y las pláticas que se impartirán en la comunidad infantil y adulta”. Agregó que lo más importante es la preparación espiritual en este período.
El joven misionero actualmente estudia en la Universidad Iberoamericana e irá por quinta vez de misiones a la sierra de Durango.
De lo que más le ha llamado la atención a Marco es “cómo la gente nos abre las puertas de sus hogares y de su corazón. La confianza y la amistad que demuestran hacia cada uno de nosotros es inmensa”.
Respecto a la fraternidad, dijo que el compañerismo que viven los integrantes de ésta es muy grande. Aprenden unos de otros y se conocen tal cual son, sin máscaras.
Lo que ha aprendido en cada una de sus visitas, es a siempre reflexionar y a valorar lo que tiene en casa, como lo es su familia, su trabajo y “todo lo que el Señor me ha dado”.
A pesar de que sólo son siete días de evangelización, los chavos coincidieron en que el trabajo de los próximos misioneros será la conclusión de la semilla que esta Semana Santa con mucha fe sembrarán.