“Nuestra lucha contra la pandilla del dalai lama es entre nosotros y el enemigo natural, es una lucha de clases de vida o muerte”. Guo Jinlong, secretario general del
Partido Comunista chino en el Tíbet
Para el Gobierno comunista chino el dalai lama es un peligroso dirigente de un movimiento separatista reaccionario. Para la mayoría de los tibetanos es la decimocuarta reencarnación de una línea de líderes espirituales que se remontan a Dge-’dun-grub-pa, un monje budista del siglo XV. Para el mundo es el ganador del Premio Nobel de la Paz en 1989 y el depuesto jefe de Estado de un país independiente, el Tibet, conquistado por China en 1950.
El frágil hombre vestido de amarillo y carmesí de 69 años de edad que visitará México a partir de este domingo tres de octubre nació en 1935 y se le llamó originalmente Lhamo Dhondrub. Cuando tenía apenas dos años de edad se le reconoció, en la tradición del budismo tibetano, como la reencarnación del decimotercer dalai lama, fallecido en 1933. Pasó entonces a llamarse Tenzin Gyatso. En 1940, a los cinco años, se convirtió formalmente en dalai lama. En 1950, a los 15, asumió la jefatura del Estado y del Gobierno tibetanos ante la invasión del Ejército comunista chino. En 1959, cuando estalló una rebelión ante el dominio chino, el dalai lama huyó a la India, donde ha residido desde entonces.
Tenzin Gyatso ha tenido desde entonces el doble papel de dirigente del Gobierno tibetano en el exilio y guía espiritual del budismo tibetano. En la parte política hace ya muchos años que dejó de promover la recuperación de la independencia que tuvo el Tíbet hasta 1950. Tanto él como sus principales asesores se dan cuenta de que las posibilidades de que China termine con su ocupación o de que alguna fuerza externa la obligue a hacerlo son mínimas. China es hoy, quizá, la segunda potencia militar del mundo y avanza con rapidez para convertirse también en una de los mayores poderes económicos. Sólo Estados Unidos tendría la fuerza militar para enfrentarse a China por el Tíbet.
Pero si no lo hizo en 1950, cuando podía prevalecer, mucho menos lo hará ahora, especialmente para liberar a un país que hoy cuenta apenas con seis millones de tibetanos y al que han llegado 7.5 millones de chinos en un intento por diluir su identidad étnica. Por eso el dalai lama, realista, sólo pide hoy que se respeten la autonomía y la cultura del Tíbet.
En el campo religioso, sin embargo, la influencia del dalai lama se ha incrementado con el tiempo. Del niño de 15 años que asumió la jefatura del Estado tibetano en 1950, hoy ha surgido un dirigente espiritual que captura la atención internacional.
Hay más de 360 millones de budistas en el mundo en 126 países, aunque muy pocos siguen en realidad al budismo tibetano y consideran al dalai lama su líder espiritual. Pero Tenzin Gyatso ha logrado conseguir la admiración de centenas de millones de creyentes en otras religiones que respetan no sólo su fe sino su valentía personal y su amor por la paz.
De hecho, el dalai lama es el segundo personaje religioso más conocido del mundo, después del papa Juan Pablo II. El Premio Nóbel de la Paz de 1989 lo recibió por mantener su búsqueda de una solución al conflicto del Tíbet siempre de una manera pacífica.
Quizá parte de la atracción del dalai lama tenga que ver con la naturaleza del budismo. Más que una religión el budismo -desarrollado en la India por Siddharta Gautama, el Buda, alrededor del siglo VI antes de la era moderna— es una filosofía de vida. No postula un dios personal y trascendente como el judaísmo, el cristianismo o el Islam, sino una divinidad que se encuentra presente en toda la creación.
La tesis de la reencarnación de los seres vivos, en un proceso constante de perfeccionamiento, procede de esta idea.
El budismo ha tenido una influencia importante sobre la filosofía occidental. Hay resabios desde el siglo XVII en el pensamiento de Baruch de Spinoza, el filósofo racionalista judío holandés. En la segunda mitad del siglo XX, especialmente con la búsqueda de nuevas opciones religiosas, el budismo se extendió por buena parte de los países de occidente.
El Gobierno de México está recibiendo al dalai lama como un líder espiritual y un ganador del Premio Nóbel de la Paz. Pero evidentemente hay mucho más en él. Ciertamente es alguien a quien debemos escuchar y de quien debemos aprender.
Kundun
La palabra “dalai” es una corrupción occidental del título honorífico ta-le (“océano”) que el dirigente mongol Altan Khan le dio al tercer miembro de la línea. Lama es el nombre de los maestros espirituales. Los tibetanos, sin embargo, no se refieren a su dirigente espiritual como dalai lama, sino como Yeshe Norbu, la Gema que Cumple los Deseos, o simplemente Kundun, la Presencia.
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