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Dan apoyo a Kerry parientes de Bush

Realizan "disidentes" del clan familiar del Presidente campaña en su contra.

AGENCIAS

Washington, EU.- Una rama ?disidente? del extendido clan familiar del presidente estadounidense George W. Bush creó una organización para hacer campaña activamente en contra de su reelección en los comicios del dos de noviembre y apoyar a su rival demócrata, John Kerry.

?A medida que la elección se acerca, sentimos que es nuestra responsabilidad decir públicamente por qué votaremos por John Kerry y hacer nuestro pequeño aporte a ayudar a Estados Unidos a curarse del mal que ha sufrido desde que George W. Bush fue designado Presidente en 2000?, afirma la organización en su sitio web(www.BushRelativesforKerry.com).

La organización, llamada ?Bush Relatives for Kerry? (Parientes de Bush en favor de Kerry) fue fundada por las hermanas Tracy Cannon y Hilary House, primas segundas del Presidente.

?Lo que nuestro Presidente, mi primo, le critica (a Kerry) es exactamente lo que lo hace un líder natural, la capacidad de ver cuando se cometió un error y estar dispuesto a hacer lo que sea necesario para repararlo?, escribió Cannon en el sitio web, en el que varios de sus familiares expresan también su apoyo al candidato demócrata.

?La arrogancia abrumadora y la mentalidad atolondrada que han consumido a nuestro Gobierno en los últimos tiempos sólo nos conducirán a un mayor caos y más decisiones apresuradas. Debe detenerse?, agrega.

House, por su parte, afirma: ?George W. Bush es un hombre de visión limitada y aparentemente escasa compasión (...) Siempre he sabido que John Kerry tiene en mente no sólo el bien de nuestro país, sino el de todo el mundo?.

?El abuelo de George W. Bush y mi abuela eran hermanos?, explica House en su página de Internet.

?Me entristece no poder votar con la conciencia limpia por un miembro de mi propia familia (...) sin embargo, hoy la vida de tantas personas está en juego que mi rol como estadounidense es mucho más importante que el de prima?, concluye.

Bill Clinton con Kerry

Con energía renovada y el optimismo de siempre, Bill Clinton, presentado como ?el último Presidente de EU verdaderamente elegido?, reapareció en Pensilvania para hacer campaña por su compañero demócrata John Kerry.

La muchedumbre congregada dio a Clinton un caluroso recibimiento a los acordes de ?No surrender? (?No nos rendiremos?), de Bruce Springsteen y el ex Presidente, con un aspecto físico inmejorable que deja en el olvido su operación a corazón abierto, aseguró: ?Si esto no es bueno para mi corazón, no sé qué puede ser bueno?.

Clinton, sin duda la gran estrella de la reunión, criticó las políticas de empleo, seguridad, sanidad y fiscalidad del presidente George W. Bush y afirmó que, ?en ocho días, John Kerry nos devolverá el país?.

?John Kerry tiene un mejor plan para Estados Unidos?, dijo Clinton, quien animó a los presentes a evitar ?que nuestros hijos y nuestros nietos paguen por nuestros recortes de impuestos?.

Para Clinton, Bush ?se centra en el miedo? y Kerry, ?en la esperanza?, y afirmó que espera que su apoyo al senador demócrata pueda tener efecto en ?unos cuantos votos? que son los que pueden hacer la diferencia el próximo dos de noviembre.

Kerry reiteró sus ya conocidas promesas de campaña y aseguró a los presentes que ?la ayuda está en camino?. Pensilvania, que ha perdido 70 mil empleos durante la presidencia de Bush, aporta al Colegio Electoral 21 votos de los 270 necesarios para ganar la Casa Blanca.

La función de Clinton ahora es incidir en que las cosas se pueden hacer mejor en EU, como lo demostró su Presidencia, durante la que se crearon 23 millones de empleos y se consiguió un superávit fiscal de 5.6 millones de dólares.

EXPLOTAN DESCONTENTO EN FLORIDA

El voto cubano de Florida volverá a ser determinante en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, ante las que los republicanos tratan de evitar las fisuras y los demócratas intentan explotar el descontento con las últimas medidas de presión a la isla.

Aunque las encuestas señalan que los cubanoestadounidenses de Florida apoyan mayoritariamente al presidente George W. Bush, los demócratas sostienen que ese respaldo ha disminuido y le puede costar la elección.

?La composición del exilio ha cambiado y esta vez no repetiremos la derrota en 2000?, cuando el 82 por ciento del casi medio millón de cubanos con derecho a voto apoyó a Bush, dijo Joe García, asesor de la campaña del senador John Kerry, el candidato demócrata.

?Bush necesita al menos el 75 por ciento del voto cubano para ganar Florida y según nuestros sondeos, está muy lejos de conseguirlo?, agregó.

Desde 1960 los cubanos han votado masivamente por los republicanos.

En ese momento ese apoyo abrumador se produjo principalmente por la falta de apoyo del entonces presidente demócrata John Kennedy a la invasión de Bahía Cochinos.

A esta animosidad se sumó, en 1978, la supuesta política de diálogo del presidente Jimmy Carter con el Gobierno de La Habana.

Más tarde, en 1994, los acuerdos migratorios entre Cuba y EU alcanzados durante el Gobierno de Bill Clinton y que permiten que los cubanos interceptados en el mar sean repatriados, así como la devolución del balserito Elián González (2000), tampoco estimularon las simpatías de los exiliados por los demócratas.

De hecho, diversos analistas señalan que en las elecciones de 2000 el 82 por ciento del voto cubano que recibió el presidente Bush en Florida fue de ?castigo? y tal vez, fue decisivo en su triunfo por apenas 537 votos en un estado que finalmente le dio la Presidencia, después de 36 días de controvertidos recuentos que fueron dirimidos por el Tribunal Supremo de EU.

Sin embargo, en estas elecciones las cosas parecen diferentes y los demócratas piensan que esta vez el ?castigo? podría afectar a Bush debido, entre otros factores, al rechazo de las medidas que el Presidente decretó el pasado 30 de junio para hacer más estricto el embargo contra La Habana.

Muestran árabes rechazo

Desde la mezquita Kerbala, el almuédano llama a la oración. Un hombre se da prisa por entrar en el recinto para orar. Llega tarde a la plegaria. El reloj pasa de la una de la tarde pero las calles están desiertas. Tiendas vacías, tráfico casi inexistente, restaurantes con tan sólo una o dos mesas ocupadas. Es viernes, día sagrado dedicado a la oración por los musulmanes. Pero además es un viernes de finales de octubre: es Ramadán. Los letreros en árabe de las tiendas, las mujeres con chador, el olor de la comida. Todo haría pensar en una ciudad de Oriente Medio. En Beirut, en Damasco, en Bagdad. Pero a pesar de que el imán Al Husainy es de Nayaf, esta ciudad no pertenece a Irak. Pertenece a EU, al Estado de Michigan. Es el medioeste estadounidense, es Dearborn, a las afueras de Detroit.

De los más de cuatro millones de árabes (la mayoría de ellos cristianos) que viven en EU, unos 220 mil están instalados en Detroit (cuna de Ford y ciudad del automóvil que atrajo a miles de emigrantes, primero afroamericanos y luego árabes, a sus cadenas de montaje) y sus alrededores.

Treinta mil de ellos en Dearborn, lo que los convierte en una tercera parte de la población de esta ciudad. Representan a 22 naciones y a seis creencias religiosas. Los árabes americanos de Dearborn votaron por el republicano en las elecciones de 2000 (45 por ciento para George W. Bush contra 38 por ciento para Al Gore. Ralph Nader sólo obtuvo el 13 por ciento de los sufragios a pesar de su ascendencia libanesa).

Apoyaron a Bush porque compartían su opinión contra el aborto y el matrimonio entre homosexuales. Se distanciaron de Gore porque sintieron que poco hacía por su comunidad y porque llevaba de compañero a Joe Lieberman, un judío. Pero todo indica que esa tendencia ha cambiado. Un sondeo realizado por el Instituto Árabe Americano (AAI, en sus siglas en inglés) indica que Kerry recibe un ?significativo apoyo? entre los árabes americanos.

?La situación es completamente la inversa a la de 2000?, asegura Imad Hamad, director regional del Comité Árabe-Americano Anti-Discriminación (ADC). Refugiado palestino nacido en Líbano, Hamad, 42 años, dice que la comunidad se siente perseguida y en peligro. ?Tras el 11 de septiembre nadie se siente seguro?, explica. ?El estado de los derechos civiles en América ha hecho que muchos árabes americanos cambien de voto?, prosigue Hamad, que lleva cerca de un cuarto de siglo en EU.

Sienten que son el principal objetivo de la Patriot Act, que en sus mezquitas hay micrófonos y asumen que en las plegarias se infiltran agentes del FBI. ?Vivimos en un estado de excepción?, relata más extremista Zouhair Abdelhak, hombre de negocios libanés. Abdelhak no cambiará su voto porque siempre fue fiel a las filas demócratas. Pero no le entra en la cabeza que hoy en día alguien de su comunidad todavía pueda votar por Bush. ?Nos detienen sin cargos, espían nuestras casas, nuestras cuentas de banco, nuestras mezquitas?, explica este joyero. ?Cuatro años más de Bush no sólo serían un desastre para EU sino un desastre para el mundo entero?, finaliza.

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