MONTERREY, NL.- El gélido clima que ha privado en Monterrey durante las más recientes horas fue
opacado por la calurosa despedida que le otorgó un pequeño grupo de aficionados a los Rayados antes de viajar a la Ciudad de México.
Gritos de apoyo, aplausos y uno que otro presente, enmarcaron la última práctica del técnico Miguel Herrera y sus dirigidos antes del duelo ante el Atlante, en la semifinal del Torneo
Apertura 2004 de la Primera División del futbol mexicano, programado para hoy a las 15:00 horas en el estadio Azteca.
Uno de los regalos más significativos lo recibió Guillermo Franco, pues una niña le obsequió un crucifijo de madera, según dijo, para que acompañe al equipo y le dé suerte en el primer choque de la serie ante los Potros.
Pero la emoción más grande fue para el "Piojo" Herrera, ya que su esposa e hijas acudieron a desearle éxito en su enfrentamiento con el equipo que le dio la oportunidad de debutar como estratega en la Primera División.
Incluso, Herrera imaginó que el corazón atlantista de su hija Tamara le jugaba una mala pasada, pues la niña no deja de temblar y el entrenador creyó que se debía a los nervios.
"De miedo no es, lo que pasa es que tengo frío", respondió Tamara, provocando carcajadas a buena parte de los integrantes del Monterrey.
El camino al aeropuerto regiomontano estuvo acompañado de uno que otro automovilista que, mediante el claxon, le hizo sentir su apoyo al equipo.