José Antonio Mansur fue claro al señalar que ante los problemas que han envuelto en los últimos meses a los Toros de Tijuana y Martín Reyes Madrigal, propietario de la franquicia, una posibilidad es que el equipo desaparezca de la LMB, sus jugadores sean sorteados entre los equipos restantes y que la temporada se celebre con 15 escuadras.
Para encontrar una situación similar, es necesario retroceder el calendario hasta 1988, cuando los Charros de Jalisco regresaron a la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), después de exitosas campañas en Puebla, como Ángeles Negros; ahí estaban cañoneros de la talla de Willie Mays Aikens, David Stockstill, Orlando Sánchez y Guillermo ?Tiburón? Rodríguez.
Parece mentira que a pesar de aquella aplanadora que eran los Ángeles Negros de Puebla, campeones en 1986, el público no respondía en el Parque Ignacio Zaragoza, por lo que la franquicia de la familia Pérez Avellá pasó a Guadalajara, a donde llegaron los Charros de Jalisco en 1988.
Fue entonces que surgió la figura del doctor Francisco Eguiarte, presidente de aquellos Charros, con movimientos poco claros que crearon desconfianza entre los directivos de la LMB, para desaparecer a ese equipo, luego de apenas un año de vida.
Los Charros de Jalisco dejaron un hueco en la Zona Sur, el cual fue cubierto por los Rieleros de Aguascalientes, que hasta un año antes habían pertenecido a la Zona Norte. En el grupo norteño también se requirieron ajustes y fue así como nacieron los Industriales de Monterrey, con José Canales al frente.
Ese año la LMB determinó que cada equipo presentara una lista de 15 peloteros protegidos y quienes quedaran fuera estarían a disposición de los nuevos equipos; los Algodoneros de Unión Laguna tuvieron que ceder a Jesús Sommers, Ramón Abril (Charros de Jalisco) y Octavio Díaz (Industriales de Monterrey) para la integración de las nuevas franquicias.
Curiosamente fue muy corta la estancia de los nuevos equipos, aunque los Charros de Jalisco sólo duraron una temporada, y al desaparecer, sus peloteros fueron sorteados al año siguiente, para que Unión Laguna se hiciera así de uno de los mejores peloteros que ha tenido el beisbol profesional de La Laguna, Dave Stockstill; ?El Vikingo? llegó a la organización junto con el lanzador derecho Álvaro Soto, que pronto fue enviado a los Rieleros de Aguascalientes a cambio de Lauro Cervantes, autor de un juego sin hit ni carrera en 1990, cuando Unión Laguna venció a los Industriales de Monterrey en el Estadio de la Revolución.
Los Bravos de León, que antes habían sido Potros de Minatitlán, se quedaron con Willie Aikens, que fue parte fundamental en el título que ganaron en 1990, al vencer a los Algodoneros de Unión Laguna en cinco juegos de aquella serie final.
Hoy es muy prematuro hablar de un posible sorteo de los peloteros de los Potros de Tijuana, pero si el caso llegara a ese extremo, los 15 equipos restantes tendrían a elementos tan importantes como Julio César Hernández, Manuel Vélez y Benjamín Gil, por mencionar sólo a tres de los que seguramente serían de los más codiciados.
Personajes como el doctor Francisco Eguiarte, en 1998, con los Charros de Jalisco, y Alberto Uribe, en 2004, con los Toros de Tijuana, también son parte de la historia de la LMB; esa rica historia está a punto de escribir un capítulo más, y mientras tanto, ya se puede afirmar que de irse el equipo del Cerro Colorado no será la primera ocasión que eso sucede, porque ahí está un caso muy sonado, con el equipo de Guadalajara, que en aquel entonces apenas tuvo un año de vida.