Dirá que todo lo necesario para la subsistencia.
Comida, vestido, cuando se requiere alguna medicina y cuando se puede una que otra comodidad.
Pero hay algunas cosas también muy importantes que no deben faltar en todo eso que usted lleva a su hogar, y entre ellas debe destacar la tranquilidad, la comprensión y el amor.
A casa no lleve problemas, odios ni rencores.
Y es que nos tocó escuchar a un niño expresándose, a su tierna edad, de su odio a una persona.
¿Porqué dices eso? Le preguntamos.
Y nos dijo con toda la sinceridad y la franqueza de un menor: ?Porque mi papá no lo quiere, porque siempre habla mal de ese señor.?
Es cierto, vivimos en un mundo complejo donde hay de todo.
Existen jardines llenos de aromáticas flores.
Pero también hay desiertos aparentemente agrestes e inhóspitos.
Quisiéramos caminar por entre flores, aspirar sus aromas.
Y evitamos los desiertos que aparentemente nada ofrecen.
Deseamos de los demás sólo elogios y nunca críticas.
Nos gusta el halago y lo consideramos como obligatorio para los demás.
Quiénes son maduros y poseen carácter saben escuchar las críticas con mucha sensatez. De ella toman lo que puede ser interesante.
Quienes no saben escuchar a los demás, andan perdidos.
Las primeras lecciones para madurar surgen en el hogar. Escuchar con atención y respeto a los demás va dando una madurez y una fortaleza incomparable.
Depende de lo que hagamos, estaremos en la opinión de los demás. Por ejemplo si somos profesionistas nos valuarán los colegas y los clientes. Si somos políticos, todo el pueblo, y si somos deportistas todos los aficionados a la rama que dominemos.
Los elogios no se dan por decreto y en cambios las críticas están en boca de muchísimos.
Los no maduros enferman y se opacan, los de carácter y espíritu de acero siguen creciendo y fortaleciéndose.
A casa lleve comprensión y amor y deje afuera odios y rencores.
