A ellos que empiezan a asomarse a la vida, démosles lo mejor.
Y lo mejor es mucho cariño, mucha atención, mucho cuidado.
Este mes lleno de renacimientos de la naturaleza, está dedicado también a los que apenas se asoman a este valle.
Tiempo ideal también para que ellos conozcan y vivan las cosas buenas que tiene el vivir.
Y en ellas, lo primordial está su cariño y su atención para ellos.
Quizá, usted que los tiene en casa, se habrá dado cuenta que les gustaría conocer más canciones, más temas de Cri-Cri, o de Barnie, o de Nemo.
Y que en el ambiente donde van creciendo no caben conductas de adulto inadecuadas e inapropiadas, como son palabras altisonantes, actitudes bruscas o riñas.
Un niño, para que pueda ser mañana un ser de provecho, necesita hoy de cuidados muy especiales.
Él lo espera a usted con muchas ilusiones y muchas esperanzas.
Quiere su compañía para jugar, no sabe que a usted le fue mal en el trabajo ni que está cansado porque él requiere del superhombre en que se ha convertido usted para atenderlo y para quererlo.
Un niño no sólo requiere de una pelota, también lo necesita a usted para jugar con ella, de lo contrario se sentirá solitario y olvidado.
Un niño quiere conocer el mundo que usted le va a mostrar.
Él quisiera estar todo el tiempo a su lado, para aprender más cosas, para entender más del mundo al que ha llegado.
Un niño es un universo nuevo, lleno de esperanzas y de sueños, usted, con amor foméntelas.
Tener en casa a un pequeño es tener buena parte del mañana de la vida, algo en el que usted podrá trascender con sus buenas enseñazas y su manera tan particular de ver la vida y sus millones de atractivos.
Un niño es algo más que un ser pequeño, es el mañana de nuestro vivir.