Lo que se agrega a lo normal, se le llama, el extra.
Lo que va más allá de lo que normalmente se espera, significa la gran diferencia.
El extra es algo que saben dar solamente los exitosos, los triunfadores.
Ellos se apartan del conformismo, tan cómodo y tan sencillo.
Van más allá, tratan de dar lo que no es común en los demás.
El extra existe en los buenos estudiantes, que nunca están conformes con lo reducido de su libro de texto porque todavía les quedan muchas dudas y van con su maestro a tratar de llenarlas o consiguen más textos auxiliares.
El extra lo tienen los buenos profesionistas.
Por ejemplo, un médico común y corriente se concreta a recibir a sus pacientes, revisarlos calladamente y pronto mandarlos con una receta rumbo a la farmacia.
En cambio un galeno que posee el extra examina con atención a sus pacientes y luego los hace sentir tranquilidad y confianza, les explica con detenimiento lo que ha observado y los aconseja y los anima, sin usar jeringas ni líquidos, pues con sus palabras parece aplicarles una inyección de ?animosil?.
Un buen abogado no asusta a sus clientes sino todo lo contrario. Después de tranquilizarlos le empieza a señalar los caminos que deben andarse para salir adelante.
Un buen ingeniero está siempre buscando mejorar todo lo que va a realizar, para garantizar de la mejor manera la inversión de su cliente.
El extra lo vemos en los buenos deportistas. No sólo se concretan en cumplir por lo que fueron contratados sino que saben que sus facultades les pueden ofrecer muchos más triunfos, y además poseen la capacidad de estar cerca de sus seguidores, porque entienden como figuras públicas que son tomados como ejemplo.
El extra no es fácil darlo, se requiere de una gran capacidad para ello, pero quien lo sabe entregar, estará en un lugar aparte, donde se ubican los seres privilegiados de nuestra existencia.
