Sí, esta maravillosa temporada.
El invierno se retira a pasos apresurados, después de sus mil travesuras, sobre todo entre los niños y los que ya sumamos algunas primaveras, veranos y otoños.
Días y noches fríos que vinieron acompañados de rotavirus entre los pequeños y gripas al por mayor entre los adultos, amén de otras molestias propias de esta estación que afortunadamente ya se va, pues el sábado, a los 42 minutos de esa madrugada hará su presentación la primavera.
Pero éstos son días maravillosos, los azahares impregnan con sus agradables aromas nuestros jardines y las aguas del Nazas han arribado por fin a los canales, para alegrar los campos que sedientos esperan ya el líquido para iniciar su ciclo productivo.
Todo está contagiado con el ambiente.
La alba paloma que ya tomó como domicilio esta casa se pasea majestuosa por los pasillos buscando su alimento.
Es curioso como las aves mismas, tan esquivas parecen domesticarse cuando ven el buen trato, el cariño, y la mano que les deja cerca su alimento.
?Mirru? mismo se ha tornado amigable, no corretea las aves que llegan a buscar su comida y parece gozar más con la compañía de los nietos, a los que ya estira de sus ropitas como pidiéndoles vayan a jugar con él.
Y los nietos que tantos sustos nos dieron en el invierno no aceptan más la ropa pesada y quieren andar como pequeñísimos tarzanes.
En San Isidro, ?Rudy? ha regresado cada mañana con sus poesías, feliz de estar entre tanta gente que lo quiere y le festeja sus ocurrencias.
Amaneceres frescos, agradables, que los disfrutamos escuchando a la Rondalla de San Pedro de las Colonias dirigida por el incansable maestro Antonio García Regalado, un artista que ha dedicado su vida a engrandecer su terruño.
Todo vuelve a florecer, lo mismo las plantas que las relaciones familiares y también las amistosas.
Nada como la primavera. Llegar nuevamente a ella a todos pone contentos y vuelve el optimismo y la alegría, porque salir avantes de enero y febrero es ya una victoria.