¿Cómo se adquiere?
¿Dónde la venden y cuánto cuesta?
¿O acaso la regalan?
La madurez la muestran en sus actos, en sus decisiones, solamente seres privilegiados.
Y no requieren de muchos años de existencia para decirnos cómo es.
Y es que la poseen seres de sano juicio, de acertadas decisiones que han pasado por etapas diferentes para poder ir adquiriéndola.
Han sufrido. Seguramente han tenido tiempos difíciles de los cuales extrajeron bases para conformar mejores juicios.
Porque la madurez no la enseñan ni siquiera en las mejores escuelas ni en las mejores universidades.
Actuar con madurez es resolver adecuadamente.
Es obrar con justicia y con imparcialidad, para no quitarle a nadie algo que le corresponda ni atropellar a alguien.
Obrar con madurez es mostrar los caminos adecuados para caminar, para avanzar, para conducir una empresa haciendo lo conducente siempre.
Madurez no es valerse de una posición para conseguir algo, sino colocarse en el justo medio para dar a cada quien lo que le corresponda.
En muchos pueblos de la antigüedad, la autoridad, el gobierno y las decisiones se dejaban a personas de edad, no por acumular años y experiencia, sino por su capacidad y sobre todo su sensatez para conducir los destinos de los pueblos.
Las personas maduras se enferman menos porque no está sobre sus espaldas el peso el agobio de las presiones. Saben actuar adecuadamente en cada caso.
Llevar una vida sana, acompañada de algo de ejercicio. No utilizar los excesos, ser prudente con los demás, va ayudando a conseguir madurez.
Las presiones todos las tienen, pero el saber actuar adecuadamente ante las exigencias de los demás es ya una gran ventaja.
El mundo necesita en todos los lugares personas más maduras, más ecuánimes, más capaces sobre todo si encabezan una familia o una empresa.
