Son como una especie de viento que viaja por todo el mundo.
Un viento que busca casa y aprovecha el menor resquicio para hospedarse.
Las tensiones flotan pues en el mismo espacio donde usted vive.
Y están al acecho para ver si se quedan acompañándolo.
Las tensiones hacen las veces del sapo, empiezan a crecer hasta hacer estallar su mismo hábitat.
De las tensiones pocos escapan.
Las tiene el mismo ermitaño que vive aislado en la montaña.
Las posee el hombre menos letrado y el más culto.
Hospedadas, adueñadas del lugar en el que se han acomodado, a las tensiones es muy difícil echarlas fuera.
¿Cómo impedirles el paso?
¿Cómo negarles hospedaje y comida?
Aceptamos que es difícil, pero se pueden intentar varias soluciones.
En su propia personalidad, cada ser tiene las armas para combatir las tensiones.
Esas armas son a veces inofensivas por la falta de carácter.
En cambio a otros seres no les impacta mucho lo que no hacen o hacen o dicen los demás.
Seres sensibles, faltos de aplomo son más propensos a sufrir de tensiones.
Ayuda mucho vivir sanamente, llevar ordenada existencia.
Beneficia no comprar problemas ni involucrarse en ellos.
Siempre hemos dicho que los flojos, desordenados, apáticos, tendrán a la hora de dar buenos resultados no sólo problemas sino también serias tensiones.
Y las tensiones, cuando se agravan dañan la salud. El menos culpable es el corazón, tan importante en nuestro organismo.
Este domingo organice mejor su vivir, atienda lo que merece su atención, ordene sus actos, no viva tan de prisa y aprenda a disfrutar más de todos los momentos, lo mismo los del estudio que los del trabajo y no se diga los del descanso.
