Uno es un afamado actor en el mundo de Hollywood.
El otro es un destacado servidor social.
Ambos crecieron en la Comarca Lagunera.
El primero es conocido mundialmente como Ricardo Montalbán.
El otro, es Ricardo Castañeda Jr. a quien en la Región Lagunera muchos lo conocen como ?El Chato?.
Para Ricardo Montalbán hubo en mayo muchas muestras de cariño, de tanta gente del cine que reconoce su gran trayectoria, pero lo más notable fue lo que ocurrió el nueve de mayo pasado, cuando el que había sido el Teatro Doolitle, de la calle de Vine, en el centro de Hollywood fue rebautizado, y lleva ya el nombre del gran actor que creció en suelo lagunero y fue estudiante de varios planteles citadinos.
Hubo ahí una ceremonia especial, a la que asistieron no sólo personajes del cine sino también de la vida de la ciudad de Los Ángeles, California.
En el podio, sentado en su ahora inseparable silla de ruedas estaba Ricardo Montalbán, todo sonriente, lleno de felicidad, viendo cómo cristalizaba un sueño que tuvo siempre, quizá desde que llegó con una maleta llena de ilusiones a la meca del cine mundial.
Ricardo ha sido un ejemplo de tenacidad y capacidad. Del cine pasó con zancadas brillantes a la televisión, destacando su famosa serie de La Isla de la Fantasía que tuvo repeticiones en muchos países.
Junto a él estaban el concejal Eric Garcett, la actriz Valerie Harper, directiva del Screen Actors Guild, la concejal Hilda Solís quien en el acto le entregó al actor mexicano un reconocimiento enviado por el Congreso. Estaban también entre otros el actor neoyorquino Héctor Elizondo y el cantante texano Trini López, sin faltar el afamado locutor de habla hispana Renán Almendárez Coello ?El Cucuy?.
Ricardo Montalbán, con su sonora voz agradeció el homenaje y se emocionó cuando recordó pasajes de su vida, de tantas luchas pero también de tantos logros.
Por esos días, también en suelo americano, afanándose por servir a sus paisanos se encontraba Ricardo Castañeda, héroe de mil causas nobles y quien fue el que nos dio a conocer del homenaje que se le había rendido en suelo americano a un lagunero tan querido como Ricardo Montalbán.
Felicidades para ambos Ricardos y que el Señor los proteja y cuide siempre.