“La mano negra está...”, lanza López Obrador en reacción matutina a la marcha. No hay para dónde hacerse. Tan preocupante como la delincuencia es la reacción de nuestros gobernantes. Narcotizados con su ideología no pueden leer ya la realidad. “La mano negra está entre quienes promovieron esto, desde luego mucha gente llegó por su propio pie, considerando que es uno de los problemas principales de la ciudad y del país, pero desde luego hubieron o hay quienes quieren sacar raja política del asunto”. Vamos con calma. Luego sí es un problema real, de los principales de la ciudad y del país. Pero la marcha no es producto de esa realidad sino de la manipulación de un grupo de malvados, la ultraderecha, la “mano negra”. La marcha más numerosa de la historia política de nuestro país, de medio millón para arriba, responde a la capacidad de manipulación, no a la realidad que él mismo reconoce. ¿Por fin? Medio millón de tontos manipulados por un grupúsculo de fantasmas. ¿Será?
O quizá la marcha tiene una explicación más sencilla: el hartazgo frente a una delincuencia impune. “...hay quienes quieren sacar raja política de esto”. No me diga, ¡qué sorpresa! Usted es Jefe de Gobierno, un puesto político, quizá el segundo en importancia en el país. Usted es precandidato a la presidencia de la República, otro puesto político hasta donde tengo entendido. Usted está en política. ¡Ahora resulta que le disgustan esos usos políticos! Queda claro que si la delincuencia en la ciudad que usted gobierna continúa o asciende, como es el caso, usted tendrá más flancos para ser atacado. Así funciona toda democracia, se evalúan los resultados de los gobernantes, no las intenciones. Que la marcha lo perjudica, pues por supuesto. Pero es absurdo pelearse con el mensajero. Lea el mensaje. Decirles manipulados al medio millón de ciudadanos no es una buena estrategia política. Si de verdad hubiera habido mano negra se hubiera comenzado por levantar la demanda de su renuncia aderezada por ejemplo con los casos de corrupción que lo rodean o el enjambre jurídico en que usted se encuentra. No fue así. No hubo mención a otro tema que no fuese la delincuencia.
Pero ¿cómo explicar a los cientos de miles que marcharon? Fue por el “amarillismo” de los medios de comunicación que están montados en la campaña política es la respuesta. O sea que hablar de los problemas reales, como se admitió, de uno de los principales, es “amarillismo”. Además el Jefe de Gobierno se mostró sorprendido por la cobertura informativa. O sea que un partido de fútbol que reúne 100 mil personas sí justifica los helicópteros. Una marcha de medio millón no. Francamente no se entiende nada. “El hecho de que diga que las derechas están participando, que hay “amarillismo” y una actitud oportunista del Gobierno Federal no significa que yo esté en contra de quienes legítimamente están exigiendo más seguridad en la ciudad y en el país”. Primero, las derechas como usted las llama tienen derecho a participar ¿o no? Por cierto ellos a usted lo ven como de izquierda. Es cuestión de perspectiva. Que el Gobierno Federal no se haya peleado con la marcha como usted hizo, habla bien de ellos. El error fue del Gobierno capitalino. Qué bueno que no esté usted en contra de quienes se manifiestan por la inseguridad, sería el colmo, pero sí lo parece. Usted ha afirmado ene veces que es una campaña política, parte del complot en su contra y ahora que son manipulados por el “amarillismo” de la derecha en combinación con los medios. Un cóctel fantástico. Su procurador dice que los delitos a turistas son anécdotas. Digamos que sensibles no han sido. Ayer mismo Fox dijo: “Me uno a las voces ...pues en cada una está la fuerza principal contra la delincuencia”. Hay diferencias. Finalmente, como en las mejores épocas del priismo, nos anuncia que el Gobierno capitalino ha decidido no dar cifras sobre el número de participantes, para que no haya malas interpretaciones. Pero eso sí afirma que un millón no fue. ¿Ya los contaron y no nos dan la cifra o no los han contado y hablan a la ligera en su favor? Como cereza sobre el helado: “Merecen todo mi respeto los habitantes de la capital, pero eso no quiere decir que yo esté de barbero queriendo quedar bien con todos”. Usted tiene la obligación de gobernar para todos, incluso para los sectores medios que por lo visto no le agradan. Tiene usted obligación de resolverles, o por lo menos tratarlo, sus problemas. ¿Quién piensa aquí en “hacerles la barba”? Es una concepción extraña del acto de Gobierno. Más bien pareciera campaña. Ahora sí tienen el tiempo en contra, lo tuvieron a su favor. Desde hace siete años el Gobierno capitalino está en manos del PRD. Tres jefes de Gobierno, tres legislaturas y un amplio apoyo popular. Sin embargo en seguridad el agua llegó al cuello de la ciudadanía. Queda claro que no han sabido cómo. Queda claro que han errado estrategias. Queda claro que su lectura de los hechos es una aberración. Por andar viendo complots, manos negras, luchas políticas sordas, manipulaciones, por descalificar a los ciudadanos que no pertenecen a los segmentos trabajadores típicos, por despreciar a los sectores de ingresos medios, provocaron la mayor marcha de descontento ciudadano del México contemporáneo. Si todo el tiempo dedicado a sus maquinaciones lo hubieran empleado en atender los crecientes problemas de delincuencia otro sería hoy el ambiente en la capital. Llegó la cosecha. Por supuesto que este es un asunto político. Las precampañas están desbocadas, incluida la de AMLO. La megamarcha del domingo 27 marca un perfil del sentir ciudadano. Se quiere eficacia. No valen los pretextos. La gran sacudida del domingo no puede quedar sin respuesta o en meras buenas intenciones. Fox, López Obrador, Creel, Madrazo, Bravo Mena, Godoy, Montiel, Gertz, Ebrard, todavía pueden articular algunas respuestas a esta demanda ciudadana. Ya llegaron tarde, pero es mejor que nunca. Allí está la iniciativa de seguridad enviada por el Presidente. Que se convoque a un período extraordinario que se discutan las múltiples propuestas. Que se fijen plazos para dar respuesta a una ciudadanía que exige. Que no se confundan. La marcha del domingo los señala a todos. Al Ejecutivo Federal por la cómoda complacencia de pasarle siempre la responsabilidad al Legislativo. A los ejecutivos locales por sus mezquindades y falta de coordinación. A los jefes de partido por su miopía. A los legisladores por su inaudita capacidad de perder el tiempo. A los demás porque los resultados son lamentables. La pregunta central es una ¿quién gobierna a México, los delincuentes o ustedes? Si no pueden con el asunto habrá que buscar a otros. Para eso sirve la democracia.