Nueva York, (EFE).- Las operaciones de cirugía estética están registrando un alarmante aumento entre los jóvenes de EU, donde el año pasado se sometieron a una intervención un total de 33 mil 886 menores de edad, un 48 por ciento más que en 2002.
Animados por su entorno o quizás por los numerosos programas de televisión que se emiten al respecto, cada vez son más los jóvenes que deciden pasar por un quirófano sin tener en cuenta los peligros de la operación o que sus cuerpos aún no han acabado su desarrollo.
Jóvenes que legalmente no pueden comprar bebidas alcohólicas o casarse, pueden en cambio someterse a casi todo tipo de tratamiento estético sólo con el consentimiento de sus padres, que muchas veces les financian la operación como un regalo de graduación, en torno a los 17 años.
Según la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos, el año pasado el procedimiento más solicitado por los adolescentes estadounidenses fue la rinoplastia o cirugía de la nariz, con más de 40 mil casos, y la otoplastia o cirugía de las orejas, con casi 16 mil casos.
La televisión, las películas, las revistas y la publicidad idealizan el cuerpo humano y pueden ejercer una influencia enorme en los adolescentes, una edad en la que la apariencia física tiene una fuerte carga emotiva, explican los expertos.
La aceptación o rechazo de otros jóvenes son también factores que influyen en la decisión de mejorar el aspecto físico con el bisturí.
Esto no es algo exclusivo de las mujeres, como demuestra el hecho de que el año pasado hubo casi tantas muchachas que pidieron un aumento de pechos (3 mil 841 casos), como hombres que se sometieron a una ginecomastia o reducción de mamas (3 mil 033 casos).
"El problema con los adolescentes que son operados en esta etapa tan cambiante para sus cuerpos, es que puede que no reconozcan la permanencia de lo que están haciendo", aseguró recientemente el psicólogo del Centro de Aspectos Humanos de la Universidad de Pensilvania , David Sarwer, a un periódico local.
En declaraciones a EFE, la psicóloga Carolina Zabala coincidió con él al señalar que el hecho de que adolescentes que todavía no han alcanzado la madurez se sometan a operaciones de cambios físicos radicales, puede ser contraproducente.