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De Política y Cosas Peores

Armando Camorra

Un ingenuo joven llamado Simpliciano Pendejier viajó a la gran ciudad y conoció en el bar de su hotel a una mujer. Al instante se prendó de ella creyendo que era mozuela, pero tenía muchos kilómetros recorridos, y todos de terracería. La daifa lo llevó a una habitación del propio hotel y ahí le enseñó cosas que Simpliciano jamás había visto, y otras que nunca había hecho. Al terminar la erótica delectación Simpliciano le dice a la pendona con expresión de arrobamiento: "¡Qué noche tan hermosa! ¡Me gustaría conservar un recuerdo de esta noche de amor!”. Responde ella: "Cómo no. Ahora que me pagues te daré un recibo”... He aquí una más de las historias de Empédocles Etilez, ebrio consuetudi-nario apodado en el bajo mundo "El Corcho” porque siempre anda pegado a la botella. Aquella noche llegó a su casa bien borracho, como era su costumbre. Pero en esa ocasión venía a pie. "¿Dónde dejaste el coche, desdichado?” -le pregunta hecha una hidra su mujer-. "Por Hidalgo” -responde con tartajosa voz el temulento. Y así diciendo cae despatarrado en su cama y empieza a dormir la mona con grandes ronquidos sonorosos. Al día siguiente le dice con alarma su mujer: "Buscamos el coche por toda la calle de Hidalgo y no lo hallamos”. "No está en Hidalgo -replica tranquilamente el tal Empédocles. Lo dejé en Aramberri”. "¡Maldecido! -exclama la mujer, que era muy dada al uso de apóstrofes magnílocuos. ¡Me dijiste que lo habías dejado en Hidalgo, no en Aramberri!”. Con cachaza explica el borrachón: "Es que cuando llegué no podía decir ‘Aramberri”‘... El barbero novato estaba afeitando al pobre señor que por desgracia cayó en sus manos. De pronto el cliente le pide al inexperto fígaro: "Préstame una navaja, por favor”. "¿Una navaja? -se asombra el alfajeme. ¿La quiere para afeitarse usted mismo?”. "¡No, jijo de tal! -rebufa el infeliz-. ¡La quiero para defenderme!”... Aparece en escena Estaca Brown. Es un extraño personaje del cual se vale esta columnejilla para expresar la dificultad de que algo suceda o se consiga. Por ejemplo: “Las reformas que necesita México ¿se harán antes del año 3126?”. "Estaca Brown”. "¿Gobernará el Presidente Fox en los dos años que le quedan a su sexenio?”. "Estaca Brown”. "¿Mejorará el poder adquisitivo del salario?”. "Estaca Brown”. Y así sucesivamente. Pues bien: tanto el Gobierno Federal como el de la Ciudad de México se dicen preocupados por el problema de la seguridad, pero ambos se detienen y vacilan en la lucha contra la delincuencia. Muchos vericuetos, es cierto, tienen las vías de doña Justicia, pero sus atajos siempre benefician al delincuente y nunca a la sociedad a la que daña y de la cual es amenaza permanente. Es absurdo pedir pena de muerte para los criminales, pero es igualmente absurdo que haya tantos expedientes –comenzando por el recurso de amparo- que pueden usar quienes delinquen para evadir la acción de la ley y el castigo que les corresponde. ¿Llegará el día en que los criminales respeten la ley y sientan respeto por los encargados de hacerla cumplir? Estaca Brown... Pepito fue con sus papás a ver una película inglesa. En ella aparecía un elegante lord luciendo un lente sobre el ojo derecho. "¿Qué es eso?” -pregunta lleno de curiosidad Pepito. "Es un monóculo” -le dice su papá. Se extraña el niño: "¿Y entonces por qué lo trae ahí?”... FIN.

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