Aquel muchacho, norteño, decidió irse a los Estados Unidos a probar fortuna. Después de varios meses sin saber de él, su padre se enteró de que se hallaba en Nueva York. Le escribió una carta, y puso en el sobre simplemente: "Pa m’hijo, en Nueva York”. El servicio postal hizo llegar la misiva a la gran ciudad, pero hasta ahí. El personal de correos neoyorquino se volvía loco tratando de determinar el destinatario de la carta. Intervino el director, pues es cuestión de honor para los empleados postales norteamericanos hacer llegar las cartas a su destino, llueve, truene o relampaguee y aunque las señas en el sobre sean mínimas. Pero aquella carta era la más difícil que les había tocado nunca entregar. El sobre decía simplemente: "Pa m’hijo, en Nueva York”. Desesperaba ya el director de entregar aquella carta cuando del correo del centro le hablaron por teléfono a su oficina para hacerle saber la buena nueva: ¡el destinatario de la famosa carta había sido localizado, y la misiva se le había entregado ya! Lleno de satisfacción y al mismo tiempo sorprendido el jefe preguntó con interés: "¿Cómo dieron con el muchacho?”. "Bueno -le explica el encargado-. Es que vino aquí, metió la cabeza por la ventanilla y gritó: ‘¿No ha escrito mi ap’a?”‘... La maestra les preguntaba a los niños qué les gustaría ser cuando grandes. "Yo, doctor” -dice Juanito. "-Yo, aviador” -dice Pedrito. "-Yo, bombero” -dice Toñito. Dice Rosilita: "Yo, mamá”. "¿Y tú, Pepito?” -pregunta la maestra al precoz infante. Responde él: "A mí me gustaría ayudarle a Rosilita”... Este país está necesitando tres cosas: menos gobierno, más sociedad civil y una fuerte intensificación en el cultivo del nopalito (Opuntia ficus-indica). Lo del nopalito lo dejo para un comentario posterior, es tema que pide más espacio. Hoy hablaré de lo concerniente al gobierno y a la sociedad civil. En México hay mucho de lo primero y muy poco de lo segundo. En buena parte nuestro atraso político y económico puede explicarse por la excesiva intervención del gobierno en todos los aspectos de la actividad nacional y por la correspondiente disminución del papel desempeñado por la sociedad civil. México será más grande y más fuerte en la medida en que el gobierno vaya dejando su función de dios, padre, patriarca, jefe, despensero, ecónomo, dador de limosna, divina providencia y único actor en el monólogo que se representa en el escenario nacional; México será más fuerte y más grande si los ciudadanos dejan su actitud de precaristas de la vida política y se deciden a dejar oír su voz, de modo que las acciones del gobierno no sean como rayos inevitables que se sufren pasivamente porque no se pueden evitar. Menos gobierno y más sociedad: he ahí la fórmula de México... Una muchacha dice a otra: "Yo solía tener unas pesadillas espantosas. Soñaba que 15 hombres hacían fila para apoderarse de mi cuerpo, y cada uno me pagaba con una moneda de un peso”. "¡Qué horrible! -exclama la otra. Y ¿qué hiciste?”. "Me recomendaron a un hipnotizador -contesta la muchacha-. Me hipnotizó, y ya no tengo esas pesadillas”. "¿Ya no se apoderan de ti los 15 hombres?” -pregunta la amiga. "Sí se apoderan -responde la chica-. Pero ahora me pagan 5 mil pesos cada uno”... FIN.