Los nietos veían el retrato de bodas de sus abuelitos. "Oye, abuelo -le reclaman al anciano señor con tono de festiva broma-. En todas las fotografías antiguas de boda la novia aparece sentada y el novio de pie junto a ella. En el retrato de ustedes tú estás sentado y la abuela de pie. ¿Cómo explicas esa falta de caballerosidad?". "Ninguna falta de caballerosidad -responde el viejecito-. Lo que pasó es que el fotógrafo no estaba en el pueblo el día que nos casamos. La fotografía se tomó hasta después de que llegamos de la luna de miel. Para entonces ni tu abuela podía sentarse ni yo podía estar de pie"... Don Algón, el director de la compañía, estaba llenando un formulario oficial. Llegó a un renglón que decía: "Indique cuántos empleados tiene, separados por sexo". "Ninguno -respondió don Algón-. Aquí el sexo no separa a los empleados: más bien los une"... Un estudio de servir para generar empleos, y no sólo para generar intereses... Urge una nueva cultura del trabajo en México; urgen cambios de fondo a la legislación laboral en el país. Especialmente en lo relativo a los sindicatos de empresas estatales hay muchas cosas que se deben reformar. Los tales sindicatos son barriles sin fondo, voraces gargantones que con nada se llenan. Una nueva evidencia de tan viciosa situación es la noticia de la cuantiosa suma de dinero que la dirección de PEMEX se comprometió a entregar al sindicato de la empresa, cuya eficiencia, productividad y competitividad son afectadas gravemente por el oneroso peso que representa ese sindicato, aunado a las cargas fiscales que gravitan sobre ese monopolio estatal, cargas que en última instancia caen sobre los consumidores. Más que decir con orgullo: “La gasolina en México es cara, pero es nuestra”, decimos ahora: “La gasolina en México es nuestra, pero es cara”. Y ni siquiera es nuestra: pertenece a la gigantesca empresa monopólica y a su poderoso sindicato. Ante ellos los mexicanos hemos de resignarnos como ante un desastre natural. ¿Cambiará eso algún día?... Don Usurio era un hombre cicatero, avaro, sórdido, tacaño, mezquino, miserable, manicorto, roñoso, matatías, agrarrado, cutre y ruin. Cierta mañana estaba en el super con su esposa, y de pronto se echa a llorar. "¿Qué te sucede, Usurio?" -le pregunta ella, alarmada. "¡Mira! -contesta el avaricioso sujeto entre sollozos-. ¡Todas las medicinas al 50 por ciento! ¡Y yo con esta maldita salud!"... El nuevo director del manicomio recibía el saludo de los loquitos. "Soy Napoleón” -le dice uno. Acude otro: "Soy Napoleón”. Un tercero se acerca: "Soy Napoleón”. Llega uno más y se presenta igual: "Soy Napoleón”. "Señores -les dice muy divertido el director-. Solamente uno de ustedes puede ser Napoleón. No es posible que haya aquí cuatro Napoleones”. "Disculpe, doctor -interviene una mujer ahí presente-. Creo que debe usted respetar la personalidad de los internos. Si estos cuatro hombres quieren ser Napoleón no se les ha de impedir que lo sean. Es muy importante aceptar la forma en que cada uno de ellos se percibe, aunque haya en la institución cuatro Napoleones”. "Perdóneme, señora -se disculpa muy apenado el director-. Reconozco mi ligereza, poco profesional. Disculpe: ¿quién es usted?”. Responde la mujer: "Josefina”...FIN.