Un policía vio a un borracho llorando desconsoladamente. ?¿Qué le pasa?? ?le preguntó. El ebrio le muestra un llavero. ?Mi coche ?le dice- estaba al final de estas llaves. Ya no está. Eso quiere decir que me lo robaron?. ?Lo buscaremos ?lo tranquiliza el policía-. Pero ciérrese la bragueta, que la trae abierta?. El ebrio se mira la entrepierna y exclama luego desolado: ?¡Santo Cielo! ¡También me robaron a mi novia!?... El tipo aquel estaba en el hospital todo golpeado, los huesos rotos, vendado como momia. "¿Qué le pasó, señor?" -le pregunta alguien-. "Fue una fiesta sorpresa" -responde el lacerado. "¿Una fiesta sorpresa?" -pregunta el otro sin entender. "-Sí -explica con dolorida voz el tipo-. Mi amiguita y yo estábamos de fiesta, y nos sorprendió su marido"... Hay quienes se preguntan si en el continente americano será posible alguna vez crear una unión de países semejante a la que han constituido ya las naciones europeas, y tener una moneda común como es ahora el Euro en aquellas latitudes. No dudo que con el tiempo tal unión llegue a suceder -con el tiempo casi todo puede suceder-, pero creo que tardará mucho, y que formar esa unión será tarea considerablemente más complicada que aquella que debió hacerse para consumar la Unión Europea. En efecto, los países de Europa están unidos entre sí por la Historia, que muchas veces hizo que se cruzaran sus caminos. La geografía y la política no marcan allá tan claras y definitivas diferencias como en América. No existen en Europa desemejanzas económicas, raciales y culturales tan profundas como las que tenemos en el llamado nuevo continente. Acá hay entre el Norte y el Sur un gran abismo que sólo con el paso de muchos años dejará de ser infranqueable. En Europa la Unión tiene la forma de una comunidad; acá tendría el cariz de una dominación hegemónica ejercida por el país más fuerte -los Estados Unidos, desde luego- sobre los demás. No descartemos, sin embargo, una visión futurista: el melting pot de los Estados Unidos (el crisol donde se funden sus inmigrantes) habrá de contener cada día un ingrediente hispano de más consideración, que tarde o temprano se extenderá también a Canadá. Eso, al paso de las décadas -de muchas décadas- puede uniformar en mayor medida al continente y hacer más viable el nacimiento de una unión que ahora se antoja imposible, pero que la visión de un Verne de las ciencias sociales puede imaginar ya desde ahora... Un soldado le pidió permiso a su sargento de ir un par de días a su pueblo. Le dijo que iba a ser padre. Atendiendo a tan plausible motivo el oficial le dio al soldado el permiso que le solicitaba. Cuando el hombre regresó el sargento le preguntó con una sonrisa: ?¿Qué fue? ¿Niño o niña??. Contesta el soldado: ?Todavía no lo sé, mi sargento. Ya se lo diré dentro de nueve meses?... Don Poseidón, labriego acomodado, fue del rancho a la ciudad con el propósito de hacerse reconocer por un doctor. Cuando volvió le preguntaron sus amigos cómo lo había hallado el médico. "Me dijo que traigo alta presión ?responde el viejo-. Y sí ha de ser, porque me aviento unos truenotes brutos?... FIN.
