La enfermera Clisterina se quejó con el sindicato: el director del hospital había usado con ella una expresión impropia. La comisión de Honor y Justicia fue a hablar con el doctor. ¿Qué le había dicho a la enfermera que tanto la ofendió? "Déjenme contarles" -empieza a relatar el médico-. Anoche tuve una operación que duró hasta las 2 de la mañana. Llegué a mi casa, y estaba ya durmiendo cuando sonó el teléfono a las 4. Era la enfermera Clisterina. Me dijo que había un asunto urgente en el hospital que hacía necesaria mi presencia. Me levanté casi dormido, resbalé en el tapete, caí sobre el buró, quebré una lámpara y me hice una herida en la cabeza. Atontado me fui a bañar; el agua salió hirviendo, salté y resbalé en el piso. Me luxé una mano. Al rasurarme aprisa me hice una cortada en la mejilla. Salí rápidamente en mi coche y fui a chocar con el de un taxista que me hizo pagarle ahí mismo 3 mil pesos. Llegué a todo correr al hospital, y la enfermera que se queja de mi lenguaje me informó cuál era el asunto urgente que requería mi presencia inmediata: se habían recibido 10 termómetros. Me preguntaba qué debía hacer con ellos. Yo lo único que hice fue decírselo"... El rabino Mohel le dice a su joven ayudante, que le mostraba un sacapuntas eléctrico: "No es que me oponga al uso de la tecnología, Isaac, pero ésa no es la manera correcta de hacer una circuncisión"... El siquiatra le dice a la robusta dama: "Su problema de sobrepeso, doña Gorgolota, puede tener solución por una triple vía. Primera: debe usted eliminar la obsesión compulsiva de autodestrucción que pone en conflicto su yo interior con la realidad del mundo externo. Segunda: debe usted evitar una confrontación depresiva de su percepción metasensorial, y poner en armonía su soma con su psique. Tercera: debe usted dejar de comer como una vaca”... ¿Por qué México obtiene casi siempre muy pobres resultados en los Juegos Olímpicos? Porque todos los mexicanos que pueden nadar, correr o saltar ya se pasaron a Estados Unidos. La verdad es que nuestros deportistas afrontan dificultades de todo orden en su formación. Sea cual sea su especialidad, la carrera de cada deportista mexicano es de obstáculos. Eso se debe a que el deporte se ha vuelto en buena parte actividad gubernamental, y todos los vicios del oficialismo y de la burocracia se ven reflejados en el deporte. Muchas veces los atletas obtienen triunfos no por el apoyo de esos organismos oficiales, sino a pesar de ellos, y en ocasiones aun en contra de ellos. Por eso no debemos ser injustos con nuestros deportistas que irán a la Olimpíada de Atenas, ni esperar de ellos una cascada de medallas. Pidamos que cada uno ponga su mayor esfuerzo, pero no hagamos caer sobre ellos la ingente responsabilidad de ser Depositarios del Honor Nacional... Babalucas sacudía violentamente por los hombros a su pequeño hijo. Lo vio un vecino, y acudió al sitio de la escena. "¿Qué sucede?" –le pregunta a Babalucas. "Soy guitarrista -explica Babalucas-, y el niño me desafinó una cuerda de mi guitarra". Dice el vecino: "Ese no es motivo para tratarlo con violencia". "¡Claro que sí! -se defiende el badulaque-. ¡No me quiere decir cuál de las seis cuerdas es la que me desafinó!"... Un señor se quejaba de la escasa respuesta sensual de su esposa. Le aconseja un compadre suyo: "Haga lo que yo, compadre. Al empezar el acto del amor grito como Tarzan. Eso añade un elemento de pasión que da buen resultado". Esa noche el señor llega a su casa, y desde la escalera lanza el grito del Rey de la Selva. Se oye arriba la voz de la señora: "¿Es usted, compadre?"... FIN.
